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miércoles, 19 de noviembre de 2014

La definición de jésed de la Torá

Masei(Números 33-36)


Hacia el final de la parashá, la Torá habla extensamente sobre las ciudades de refugio, las cuales eran áreas destinadas a resguardar a quienes causaban accidentalmente la muerte de alguien. Cuando una persona mata a otra sin intención, corre un gran riesgo de ser asesinada por los familiares de la víctima. La Torá le instruye por lo tanto a dicho individuo ir a una ciudad de refugio, en la cual estaría a salvo del peligro y donde además tendría que pasar por un proceso de teshuvá (arrepentimiento). Las personas confinadas a las ciudades de refugio sólo podían salir de ellas cuando muriese el Kohen Gadol (Sumo Sacerdote) vigente.
La Mishná nos dice que dado que la sentencia del asesino dependía de la muerte del Kohen Gadol, había una gran posibilidad de que la persona rezara para que el Kohen Gadol muriera y que él quedase consecuentemente en libertad (1). Por lo tanto, la madre del Kohen Gadol acostumbraba a darle regalos al asesino con la esperanza de que él no rezara para que su hijo muriera.
El Talmud pregunta por qué la madre temía que las plegarias funcionen; dado que el Kohen Gadol no había cometido ningún pecado, no merecía morir. El Talmud responde que en realidad el Kohen Gadol estaba en falta porque debería haber rezado para que no ocurriera un desastre como ese en el pueblo judío. Como evidentemente no lo había hecho, entonces era considerado culpable y era susceptible a las plegarias en su contra.
El Ben Ish Jai pregunta que si efectivamente era culpable, entonces por qué eran importantes las plegarias para que muriera, si igualmente sería castigado independientemente de si rezaban para eso o no, y responde que efectivamente habría sido castigado con sufrimiento, pero que las plegarias podrían causarle incluso la muerte (2).
Hay muchos temas y preguntas interesantes que surgen de este asunto (3), una de las cuales es que parecería que el Kohen Gadol no cometió en realidad una transgresión tan terrible. No le causó daño activamente a nadie, sino que de lo único que era culpable era de no haber rezado lo suficiente; el sufrimiento o la muerte parecen castigos muy severos para una transgresión aparentemente tan leve.
Para responder esto debemos primero analizar lo que la Torá espera de un judío respecto al jésed. Hay tres niveles generales de interacción con las otras personas: se las puede dañar, ayudar o uno puede no hacerles nada, ni bueno ni malo. De acuerdo a la perspectiva secular, dañar a alguien sin una razón válida es algo reprochable, mientras que ayudar a alguien se considera positivo. No hacer nada es percibido como neutral, ni bueno ni malo. La Torá también sostiene que ayudar es bueno y dañar es malo, pero ¿qué opina sobre no hacer nada?
El Talmud en el tratado de Baba Metzía habla sobre la prohibición de tzáar baalei jaim, causarles dolor a los animales (4), donde cuestiona la raíz de la prohibición y concluye que se aprende de la obligación de alivianar la carga de un burro que está sufriendo por el peso que tiene sobre su espalda. Dejar a un animal en ese estado de incomodidad se considera tzáar baalei jaim.
Esta fuente es algo sorprendente; si a uno le hubieran pedido que pensara en un ejemplo de tzáar baalei jaim, probablemente hubiera respondido que golpear a un animal o arrancarle las patas a un insecto. Nadie hubiera pensado que no ayudar a un animal que sufre es tzáar baalei jaim; es un acto neutral, quizás insensible, pero no lo habríamos situado bajo la misma categoría que causar dolor activamente.
Sin embargo, el Talmud ve las cosas de manera diferente: es claro para el Talmud que no ayudar a un animal que sufre es considerado un caso de tzáar baalei jaim, el cual no es distinto a causarle activamente dolor a un animal. Por lo tanto, se hace evidente que la opinión de la Torá sobre no hacer nada es distinta a la opinión secular. La Torá considera que no hacer nada es un acto de crueldad que está en la misma categoría que efectuar un daño de manera activa.
Otro ejemplo de esto es el caso que comenta el Talmud en el que Paró le preguntó a tres personas cómo tratar al pueblo judío en Egipto (5). Bilam le aconsejó que los tratara con dureza, Itró quería aconsejarle que fuera amable pero sabía que sería asesinado por hacerlo, por lo que huyó. Iov permaneció en silencio. Bilam fue —entendiblemente— castigado con la muerte a causa de su malvado consejo. Iov, que no pareciera haber hecho nada malo, fue castigado con el decreto de tener que tolerar graves sufrimientos (los mencionados en el Libro de Iov). Vemos claramente que no hacer nada es considerado algo malvado para la Torá.
Este concepto no se limita al ámbito de la hashkafá (pensamiento judío), sino que también aplica a la halajá (ley judía). La Torá nos ordena: “No te pares sobre la sangre de tu prójimo” (6). Si uno ve a un compañero judío en peligro, está obligado a tratar de salvarlo. Las autoridades explican que esta mitzvá también aplica a ayudar a alguien que tiene una necesidad financiera (7).
Otro ejemplo es la mitzvá de hashavat avedá (devolver objetos perdidos): la Torá también nos obliga a preocuparnos por la propiedad perdida de otras personas y a esforzarnos para devolvérsela a su dueño. El versículo declara que “no puedes esconderte” (8). No podemos simplemente ignorar el sufrimiento de los demás. Hacerlo se considera una negligencia y contradice por completo la exigencia de la Torá. Rabeinu Yoná destaca la seriedad de esta mitzvá:
No deberías mirar hacia otro lado… si dijeras: ‘No sé de esto’, [Dios] conoce el interior del corazón y conoce los pensamientos ocultos, y le paga a cada persona de acuerdo a sus acciones. Si uno no va al rescate del otro ni busca formas para ayudarlo, Dios considera como si él mismo hubiese causado el daño” (9).
Si uno desvía la mirada cuando otro judío está en necesidad, entonces uno será considerado responsable de todo daño resultante.
Ahora podemos entender por qué la Torá es tan estricta con el Kohen Gadol cuando no reza para que no ocurra una tragedia en el pueblo judío: él no hizo el esfuerzo suficiente para evitar que ocurriera un desastre y su negligencia se considera un pecado serio.
Esta lección no se limita al Kohen Gadol, sino que aplica también a cada uno de nosotros de acuerdo a nuestro nivel. La vida está repleta de oportunidades para ayudar activamente a gente necesitada; una situación común es cuando alguien no está bien de salud, y la forma principal para ayudar es rezar para que se mejore. Esta es una manera simple de evitar el problema de no hacer nada cuando otra persona necesita ayuda. Otra ocurrencia común es cuando vemos a nuestro prójimo esforzándose para acarrear muchas bolsas de supermercado: ayudarlo es un excelente acto de bondad (10).
Pero en realidad la tarea de ser una persona realmente amable ante los ojos de la Torá requiere de atención y esfuerzo constantes. Si podemos internalizar la lección del Kohen Gadol, entonces nuestra vida y las de quienes nos rodean se verán inmensamente mejoradas.

Notas:
(1) Makot 11a.
(2) Ben Yehoyada, Makot 11a.
(3) Entre ellos: ¿Por qué se considera al Kohen Gadol responsable de esta tragedia? (ver Maharal, Jidushei Hagadot, Makot 11a). ¿Por qué los regalos de la madre causarían que el asesino no rece para que el Kohen Gadol muera? Unos pocos regalos no equiparan el prospecto de una vida atrapada en la ciudad de refugio. La respuesta simple a esta pregunta es que los regalos al menos debilitarían el poder de las plegarias de la persona, haciéndolas menos efectivas. Otra pregunta que surge es por qué es tan obvio que el Kohen Gadol no rezó para que no ocurriera la tragedia; ¿no es posible que haya rezado pero que sus plegarias no hayan sido respondidas? La conclusión es que si hubiera rezado entonces sus plegarias hubieran sido respondidas.
(4) Baba Metzía 32b.
(5) Sotá 11a.
(6) Parashat Kedoshim 19:16.
(7) Rambam, Séfer HaMitzvot 297, Séfer HaJinuj Mitzvá 237.
(8) Devarim 22:3.
(9) Shaarei Teshuvá 3:70.
(10) Esto es muy similar a la mitzvá de priká, descargar de un animal su pesada carga.
Publicado: 22/7/2014

A los ojos del hombre y de Dios

Matot(Números 30:2-32:42)


Los hijos de Gad y los hijos de Reuven vinieron y hablaron con Elazar el Cohén y los líderes de la asamblea, diciendo, “Las tierras de Atarot, Dibon, Jazer, Nimra, Heshbon, Eleale, Sebam, Nebo y Beon. Las tierras que Dios conquistó delante de la asamblea de Israel – son tierras aptas para ganado, y tus siervos tienen ganado”. (Números 32:2-4)
Tanto el pedido de Gad y Reuven de la tierra al lado este del Jordán y la respuesta de Moshé, son muy difíciles de entender por una variedad de razones. Ellos presentaron su pedido en un orden extraño. Primero le presentaron a Moshé la lista de las ciudades. Luego agregaron que la tierra era buena para pastar y finalmente que ellos tenían mucho ganado.
Esto es seguido por un párrafo cerrado (parashá stumá), como si ese tema particular hubiera terminado y uno nuevo comenzara. Sólo después de esa interrupción, ellos piden abiertamente lo que estaba en sus mentes aparentemente desde el principio: “Danos esta tierra y permite que nosotros nos quedemos en este lado del Jordán” (Números 42:5). Primero ellos deberían haber hecho su pedido, luego deberían haber explicado el porqué y sólo entonces deberían haber presentado una lista de ciudades.
La respuesta de Moshé también desafía el entendimiento. Primero, él parece asumir que ellos estaban asustados de entrar a la Tierra de Israel, así como los espías. Aparentemente no hay ningún intento de juzgarlos favorablemente; ellos son simplemente acusados sin ninguna exploración de sus motivaciones.
Sólo cuando ellos ofrecen dejar a sus esposas, hijos y ganado en las ciudades fortificadas en Transjordania, Moshé acepta la oferta. Esto también es desconcertante, ya que el miedo principal de los espías era que sus esposas e hijos murieran en la conquista de la tierra, y ahora Gad y Reuven estaban tratando de eximir a sus familias del peligro. Si Moshé sospechó que ellos compartían el espíritu de los espías, ¿por qué permitirles dejar a sus familias en la seguridad de Transjordania?
* * *
Efecto Desmoralizante
Me parece que la clave del entendimiento de esta secuencia radica en el lenguaje preciso de la respuesta de Moshé. Si Gad y Reuven cumplían su palabra de ir delante del resto de la nación a la guerra, Moshé les dijo,“Ustedes serán puros y libres de culpa ante los ojos de Dios y ante los ojos del pueblo judío” (Números 32:22). Los Sabios derivan de estas palabras que una persona no debe actuar de una forma tal que cause que otros sospechen que pecó. Todo el concepto de marit ayin está basado en esta fuente. A pesar de que un judío debe juzgar a los otros judíos favorablemente, eso no es una licencia para levantar sospechas innecesarias que causen que otros lleguen a falsas conclusiones.
A la luz de este concepto, todo el intercambio adquiere un enfoque completamente distinto. Las dos tribus se dieron cuenta que su pedido podía levantar sospechas. Por eso en un comienzo sólo le insinuaron su pedido a Moshé en vez de hacerlo expresamente. Ellos esperaron que Moshé por motivación propia hiciera la sugerencia de que ellos se quedaran en Transjordania y con eso los absolviera. Por eso ellos empezaron con la lista de las ciudades, con la esperanza que Moshé mismo reconocería la idoneidad de esas tierras para sus grandes rebaños.
Cuando Moshé permaneció en silencio, ellos fueron más explícitos, agregando que esas ciudades estaban rodeadas por tierras ricas para pastar y que ellos tenían grandes ganados. En ese punto ellos terminaron su presentación, tal como está indicado por el párrafo cerrado del cual hablamos anteriormente (parashá stumá). Sólo porque Moshé siguió en silencio, ellos no tuvieron otra opción que hacer su pedido final explícitamente.
Por su parte, Moshé entendió sus intenciones desde el comienzo. Pero sintió que sin importar quien verbalizara la sugerencia de permanecer en Transjordania, eso tendría un efecto desmoralizante. Él no pensó que sus intenciones reales eran malas, pero quería que Gad y Reuven entendieran cuán sospechoso parecía su pedido superficialmente. Dado que la aparente sospecha de cobardía era todo el problema que Moshé estaba combatiendo, fue suficiente que las dos tribus ofrecieran liderar el ejército judío en la batalla para remover esa sospecha.
* * *
Sospechas Injustificadas
Aprendemos de esta parashá cuán cuidadosos debemos ser para considerar el efecto de las propias acciones en relación a otros. El Maharil Diskin explica que nosotros juzgamos a otros favorablemente por nuestro bien tanto como por el bien de los otros. La mayoría de las personas están altamente influenciadas por el comportamiento que presencian. Cuando juzgamos lo que los otros hacen de una forma favorable, elevamos el nivel de nuestro entorno a nuestros propios ojos y prevenimos que nos influencie negativamente. Más allá de eso, uno no debe ser un obstáculo, causando que otros alberguen una sospecha injustificada.
La Mishná (Avot 2:1) nos dice que debemos escoger el camino de servir a Dios que trae gloria y aprobación tanto de Dios como del hombre. La Torá y las mitzvot no son un dominio privado propio; uno tiene la obligación de fortalecer la Torá y las mitzvot de otros al ser un buen ejemplo.
Tal vez ese es el significado del siguiente Midrash (Vaikrá Rabá 34:8):
Rav Itzjak dijo que la Torá nos enseña derej eretz (comportamiento adecuado). Cuando uno realiza una mitzvá debe hacerla con alegría. Porque si Reuven hubiera sabido que la Torá iba a registrar que él intentó salvar a Yosef de sus hermanos, él lo habría cargado sobre sus hombros y hubiera corrido a casa.
Y si Aarón hubiera sabido que la Torá registraría que él saludó a Moshé con un corazón alegre después de que (Moshé) fue elegido para ser un Redentor, él habría ido (hacia él) con tambores y platillos.
Y si Boaz hubiera sabido que la Biblia registraría que él le dio a Rut un trigo seco para comer, él le hubiera ofrecido un banquete.
Cuando uno hace algo para enseñar a otros, lo hace de una forma mucho más clara que si lo hiciera sólo por su propio beneficio. Si Reuven, Aarón y Boaz hubieran sabido que sus acciones no eran solamente de su interés privado, sino que serían registradas en la Torá como una lección para la posteridad, ellos las habrían realizado con mucha más intensidad y celo.
Derej eretz es cualquier cosa que promueve y fortalece la sociedad. Por eso las relaciones maritales, los negocios y el comercio y las buenas características del carácter son todos aspectos del derej eretz. La lección de Rav Itzjak es que debemos realizar la mitzvá de tal manera que nuestra alegría por la mitzvá sea obvia, porque de esa forma inspiramos y fortalecemos a otros en su observancia de las mitzvot.
El Midrash de Rav Itzjak concluye que incluso hoy en día el Profeta Eliahu y el Mashiaj están aún registrando cuentas sobre todas nuestras acciones para ser incluidas en futuros libros sagrados. Esos trabajos son sellados y firmados por Dios mismo. De esto aprendemos que nuestras acciones no son algo solamente entre nosotros y Dios, sino que deben ser de tal manera que despierten respeto y admiración de la sociedad para promover la observancia de la Torá.

La función de un líder

Pinjas(Números 25:10-30:1)


Cuando Moshé le suplicó a Dios que nombrara un líder para que lo sucediera, Dios respondió: “Antes de que me ordenes algo en relación a mis hijos, dale ordenes a mis hijos en relación a Mi”. Moshé procedió entonces a ordenar al pueblo judío lo relacionado con las leyes de los sacrificios diarios y festivos.
Para entender este Midrash (Yalkut Shimoni – Bamidbar 228), primero debemos entender la función de un líder de Torá. Cuando el pueblo judío temió que Moshé no retornaría del Monte Sinaí, ellos le imploraron a Aarón que les fabricara un líder que anduviera delante de ellos. Ellos veían a un líder como alguien que va “delante”, logrando lo que sus seguidores no pueden lograr por sí mismos. Por eso, cuando Moshé se retrasó, ellos se sintieron indefensos y con la necesidad de un nuevo intermediario.
Pero cuando Moshé le pidió a Dios que eligiera un líder para remplazarlo a él, él describió al líder como “un líder que vaya delante de ellos, que los lleve hacia adelante y los lidere”. El líder no sólo debía caminar “delante” del pueblo; sino que debía estar en contacto constante con ellos. Él los ayudaría a avanzar hacia adelante y serviría como un modelo a seguir, como un guía y como un maestro, pero el avance real lo tenían que hacer ellos mismos.
El Talmud (Baba Batra 116a) nos enseña que cuando un miembro de la familia está enfermo uno debe ir donde un sabio y pedirle misericordia. Meiri explica que del sabio uno aprende la forma de rezar, para que después uno mismo pueda pedir por misericordia por su pariente enfermo. Lo ideal no es que el sabio rece en lugar de uno sino que uno aprenda del sabio cómo rezar.
Dado que Yehoshua era el seguidor más devoto de Moshé, él fue elegido como su sucesor. Yehoshua fue completamente subordinado a Moshé, nunca se alejó de su tienda. El Talmud nos cuenta: “La cara de Moshé era como el sol, la de Yehoshua como la luna. Qué vergüenza y qué deshonra”. Yehoshua reflejaba fielmente la luz de Moshé, tal como la luna refleja al sol, y por eso deshonraba a todos los que no la hacían. Yehoshua demostró que había entendido que un líder judío no actúa en vez de su pueblo, sino que les provee un modelo a seguir. Dado que él entendió esto más claramente que cualquiera de sus contemporáneos, él fue elegido para suceder a Moshé.
* * *
Causa Común
El líder judío tiene otra función crucial: unir al pueblo en torno a una causa común. Koraj afirmó que si toda la congregación era santa, entonces no había necesidad de tener un líder que los gobernara. Él desafió a Moshé con el sermón del Talit de color tejelet (azul), argumentando que no necesitaba tzizitde color tejelet. Él afirmó que si una persona está totalmente desarrollada éticamente, a tal punto que sus ropas, su carácter y su honor están representados por el tejelet del trono de Dios, entonces los tzizit, que son un recordatorio de las mitzvot, son superfluos. Igualmente un líder, cuyo propósito es persuadir y dirigir al pueblo hacia las metas adecuadas, sería también innecesario para un pueblo que está totalmente desarrollado éticamente.
Koraj se equivocó en no apreciar la naturaleza comunitaria del pueblo judío, cuya perfección sólo se alcanza a través de un esfuerzo en conjunto, en el cual cada judío cumple su rol único. El líder cumple la función de conductor de orquesta, guiando a cada músico para que toda la orquesta toque junta. Incluso aquel cuyo carácter es perfecto, aún necesita un líder que le muestre cómo puede funcionar y cumplir su rol en armonía con la comunidad.
Por eso los tzizit son un recordatorio de las 613 mitzvot que la comunidad como un todo es capaz de realizar, no el número limitado de mitzvot que cualquier individuo puede cumplir.
* * *
Lucha Colectiva
Dios le dijo a Moshé, “Antes de que nombre un líder que te suceda, primero debes ordenar al pueblo en relación a los sacrificios”. El apreciar la necesidad de la lucha colectiva precede necesariamente al nombramiento de un líder. Tal como las ofrendas de los individuos sólo tienen significado en el contexto de la persona que lucha por acercarse a Dios, así también, los sacrificios comunales requieren la lucha colectiva del pueblo judío por unidad y armonía en el servicio a Dios.
El Cohen es necesario para alcanzar esta unidad, pero no puede sustituir el esfuerzo de las personas. Por esta razón, los representantes de los Levitas y de cada una de las tribus también tenían que estar presentes al momento en que se ofrecían los sacrificios comunales.

La grandeza de nuestros líderes es proporcional al calibre de sus seguidores. Que podamos alcanzar el nivel de apreciar la autoridad y de emular a nuestros líderes para que así ellos sean como los líderes de antaño, culminando con nuestro máximo líder, el Mashiaj.

La esencia del Pueblo Judío

Balak(Números 22:2-25:9)


Dios le dijo a Bilam: "¡No irás con ellos! No maldecirás al pueblo, porque es bendito" (Números 22:12).
El Ibn Ezra pregunta por qué Dios no le permitió a Bilam maldecir al pueblo judío, siendo que Él tranquilamente hubiese podido protegerlos de los efectos de cualquier maldición. Y responde que Dios sabía que el pueblo judío pecaría pronto con Báal Peor, y si Bilam hubiese maldecido a los judíos, el mundo hubiera atribuido la plaga subsiguiente, que mató a 22.000 judíos, a su maldición. Por respeto al honor del pueblo judío, Dios evitó que fuese dicha cualquier maldición.
A primera vista, esta explicación es difícil de comprender. ¿Por qué era más honorable para el pueblo judío que el mundo atribuyera aquella tragedia a su inmoralidad en lugar de atribuirla a la maldición de Bilam? Para obtener un entendimiento completo de las palabras de Ibn Ezra, debemos primero entender la esencia del pueblo judío.
Rashi comenta en el versículo "Dios no ve iniquidad en Iaakov" (Números 23:21) que "incluso cuando pecan, Él no es severo con ellos". El comentario de Rashi pareciera contradecir el principio de la retribución justa y precisa de Dios. Como nos dicen los Sabios: "A quien opine que Dios hace vista gorda de los pecados, se hará vista gorda de sus órganos internos (es decir, le fallarán)" (Shekalim 14a).
* * *
Chispa Intrínseca de Divinidad
El Midrash Rabá comenta sobre el mismo versículo que "Él no mira sus pecados, sino su majestuosidad". La idea del Midrash es que la esencia del judío es pura y buena, y su alma es parte del alma colectiva del pueblo judío. Como un grupo, los judíos son tzadikim, como dice el versículo: "Tu nación es totalmente recta". El corolario de esto es que todos los judíos tienen automáticamente una porción en el Mundo Venidero gracias a su conexión con la pureza y santidad de su alma colectiva. Este es el "píntele yid", la chispa de divinidad que forma la esencia de todo judío.
Es debido a la creencia en esta esencia inasequible que cuando un judío es forzado a cumplir con la halajá, el acto subsecuente es considerado como voluntario, ya que todo judío desea realmente hacer la voluntad de Dios. Y mientras la expresión positiva de aquel deseo de cumplir con la halajá no se haga evidente, consideraremos que es su iétzer hará el que está oprimiendo su voluntad interior. Y por tanto, es el iétzer hará el que es literalmente golpeado, dejando de esta forma que su verdadera voluntad quede libre para salir a la superficie y expresarse.
Todo el tiempo que una persona no haya cortado sus lazos con el pueblo judío alejándose voluntariamente de la comunidad de forma física o espiritual, él personificará esta esencia pura e inasequible. Por lo tanto, el pecado no puede contaminar la esencia de un judío; a eso se refieren tanto Rashi como el Midrash. Dios nunca ve al pecado como una expresión de la esencia de un judío, y por lo tanto, cualquier castigo tendrá por objetivo solamente eliminar las barreras que ese pecado generó sobre aquella esencia (tanto el Or HaJaim HaKadosh como el Ktav Sofer explican las palabras de Rashi de esta forma).
De acuerdo a la misma lógica, Rashi explica el versículo "¿Puedo maldecir lo que Dios Mismo no ha maldecido?" (Números 23:8). Incluso cuando un judío merece ser maldecido, como cuando Yaakov maldijo la furia de Shimón y Leví, no son ellos los maldecidos, sino su furia. La esencia del pueblo judío no puede ser difamada; sólo sus acciones externas requieren corrección, expiación y purificación.
* * *
Criticando Acciones
Rabí Shalom Ostraj, autor de Midrashei HaTorá, dice que el pecado de Moshé en Mei Merivá fue llamar rebelde al pueblo judío. Moshé debería haber reprendido sus acciones; pero el haberlos descrito como “rebeldes” le hizo merecedor de la reprensión divina: "No creíste en Mí, tuviste poca fe en Mí para santificarme" (Números 20:12). Referirse al pueblo judío de manera negativa es una falta de fe en Dios, porque Él nos ha elegido y juró no abandonarnos jamás. Esa promesa se basa en la pureza eterna del pueblo judío; quien pone esa esencia en duda, incluso Moshé, es culpable de falta de fe en Dios.
Similarmente encontramos que Isaías fue criticado por referirse al pueblo judío como "una nación de labios impuros". Debido a este pecado eventualmente encontró su muerte (Talmud Yevamot 49b).
El Midrash (Yalkut Shimoni, Melajim 218) relata que Eliahu el Profeta se exasperó con la conducta de su generación y corrió en el desierto hasta el Monte Sinaí. Allí, Dios lo confrontó preguntándole: "¿Qué estás haciendo aquí, Eliahu?".
Según el Midrash, Eliahu debería haber respondido: "Dios, estoy aquí por Tus hijos, los descendientes de Abraham, Itzjak y Yaakov, quienes hacen Tu voluntad en el mundo". En cambio, dijo: "Soy un fanático, celoso por el honor de Dios, y el pueblo ha transgredido Tu pacto".
En ese punto, Dios le dijo a Eliahu: "Cuando descendí para darle la Torá al pueblo judío, sólo los ángeles que deseaban el beneficio de los judíos descendieron conmigo". Dios le dio a Eliahu tres horas para meditar sobre la idea, pero Eliahu siguió manteniendo su fanatismo inicial. Finalmente, Dios le dijo: "Eres siempre celoso. Fuiste celoso en Shitim en contra de la inmoralidad y eres celoso ahora. Por tu vida, ningún judío hará nunca un brit milá sin que estés presente y lo atestigües con tus propios ojos. De esta manera, podrás comprobar que ellos no han abandonado Mi pacto". Con eso, se le ordenó a Eliahu que le cediera su liderazgo a Elisha y que ascendiera al cielo con vida.
La crítica de Dios a Eliahu está contenida en las palabras: "¿Por qué estás aquí, Eliahu?". Si realmente el pueblo judío había pecado, dice Dios, de todas formas en esencia no son tan degenerados como para que los abandones. Ve a ellos, critícalos. Su condición no es irremediable; pueden ser influenciados y su deseo verdadero de seguir Mis mandamientos saldrá a la luz y se dejará ver.
En Shitim, Eliahu también fue celoso por Dios, pero con una diferencia. Allí actuó "entremedio del pueblo judío". Su celo fue motivado por un respeto hacia ellos. Sin embargo, aquí reflejó un disgusto por el pueblo judío, y por lo tanto Dios decretó que Eliahu debía atestiguar todo brit. El brit demuestra que la esencia de todo judío es pura y sagrada de nacimiento, y por lo tanto adecuada para entrar al pacto con Dios. Ese convenio es inmutable e impermeable a las manchas de cualquier pecado periférico.
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Bondad Esencial
Ahora, el comentario de Ibn Ezra es fácilmente entendible. Para que una maldición tenga efecto, debe haber una falla en la esencia de quien es maldecido. Por lo tanto, Dios evitó que Bilam dijera la maldición.
Incluso los individuos puros y sagrados pueden, en ocasiones, cometer pecados; incluso pecados serios, que demanden severas medidas correctivas. Pero los pecados siguen siendo periféricos y no afectan la esencia y la base del pueblo judío.
Toda crítica – a un compañero judío o a uno mismo – debería reflejar esta conciencia de la bondad esencial de un judío. El Alshij explica el versículo "No critiques a un burlón, no sea que te odie; en cambio critica al sabio y te amará" de la siguiente manera: No te dirijas al aspecto negativo en tu vecino, sino al sabio – su naturaleza esencial – y contrasta sus pecados con su esencia elevada. La motivación para la crítica debe emanar de una apreciación del potencial de todo judío para ser recto; es sólo bajo esta luz que sus acciones negativas pueden ser condenadas.
Lo mismo ocurre con la autocrítica. Cuando confesamos nuestros pecados decimos: "Nos hemos desviado de Tus mandamientos y de tus leyes sagradas, y no es digno de nosotros hacer algo así". Nunca debemos perder de vista nuestra santidad inherente ni denigrar nuestro potencial innato para el bien: "No seas malvado frente a ti mismo" (Avot 2:18).
Publicado: 31/12/2012

Razones y sabores

Jukat(Números 19:1-22:1)

El Midrash (Kohelet Rabá 7:23) relata que el Rey Shlomó realizó un esfuerzo especial para intentar entender las razones de la pará adumá (vaca roja), pero finalmente concluyó que el tema seguía estando muy lejos de su entendimiento. La pará adumá quedó como el ejemplo clásico de un jok, una Ley Divina cuyo entendimiento nos elude por completo.
El Talmud (Sanhedrín 21b) explica que las razones de las mitzvot no nos fueron reveladas porque en cada caso en el que se dieron razones, incluso Shlomó, el más sabio de todos los hombres, fue conducido al error. La Torá prohíbe que un rey se case con muchas mujeres, no sea que aleje su corazón de Dios (Deuteronomio 17:17). Shlomó decidió que la razón de la prohibición no aplicaba a él, y que por lo tanto podía ignorarla impunemente. En ese momento, dice el Midrash, la letra iud de la palabra iarbé – de la cual se deriva la prohibición – se postró ante Dios y dijo: "¡Shlomó me está anulando! ¡Hoy soy yo, mañana será otra letra, y así hasta que toda la Torá será abrogada!".
Hashem respondió: "Mil como Shlomó serán anulados, pero ni una pequeña parte de ti será alguna vez anulada". Al final, Shlomó mismo admitió: "Lo que pensé entender de la Torá era en realidad pura tontería, porque ¿quién puede entender o cuestionar la sabiduría del Rey?" (Shemot Rabá 6:1).
Este Midrash es extremadamente difícil de entender. Pareciera implicar que el error de Shlomó yace en su entendimiento de la Torá, pero sin embargo, al parecer su error fue por confiar demasiado en sus propios poderes, más que por entender erróneamente la Torá.
* * *
Sabores y Razones
La Mishná (Brajot 33b) legisla que quien dice: "Así como tu misericordia, Dios, recae sobre el pájaro y su nido, ten misericordia sobre nosotros", debe ser silenciado. El Talmud explica que el requisito de alejar a la madre antes de quitar sus huevos es exclusivamente un decreto divino, el cual no está basado en el deseo de ser piadoso con la madre como parecería implicar la plegaria prohibida. Sin embargo, los mismos Sabios dijeron (Devarim Rabá 6:1): "Así, también, la piedad de Dios se extiende hasta los pájaros, como dice: 'Cuando descubras el nido de un pájaro… envía lejos a la madre…'".
Para resolver esta contradicción debemos distinguir entre un gusto y una razón. Si nos preguntan por qué comemos, responderíamos que comemos para vivir. Si nos preguntan por qué comemos pan y no piedras, podríamos explicar que los nutrientes que necesitamos para vivir se encuentran en el pan y no en las piedras. Pero si nos preguntan por qué los seres humanos necesitamos esos nutrientes, o por qué somos capaces de extraer los minerales que necesitamos del pan y no de las rocas, lo único que podríamos decir es que así es como Dios creó el mundo, y la respuesta yace exclusivamente en Su mente.
A pesar de que comemos para permanecer con vida, Dios creó el mundo de manera que nuestra comida tenga sabor y aroma placenteros. Pero ese sabor nunca debería ser confundido con nuestra razón para comer. Incluso si nuestras papilas gustativas estuvieran destruidas y no pudiéramos saborear nuestra comida, seguiríamos necesitando los nutrientes. Y si dejáramos que nuestras papilas gustativas guíen nuestra elección de comida, podríamos morir pronto por malnutrición.
Las mitzvot son la nutrición espiritual para el alma. Por qué una mitzvá particular nutre nuestra alma o cómo lo hace es algo que no podemos entender más que el porqué Dios creó cuerpos que necesitan ciertos nutrientes. Pero Dios quería que disfrutemos las mitzvot, por lo que les dio "sabor" – ideas y lecciones – que podemos entender. Sin embargo, nunca debemos confundir las lecciones de las mitzvot con sus razones subyacentes. Es por eso que toda la extensa literatura que explica las mitzvot siempre se refiere a esas explicaciones como taamei hamitzvot, literalmente "los sabores de las mitzvot".
En línea con lo anterior, el comentarista Meiri explica el versículo: "Porque es un jok para Israel, un mishpat para el Dios de Iaakov" (Salmos 81:5). Para nosotros, todas las mitzvot son esencialmente jukim, decretos inentendibles. Pero para Dios son todos mishpatim, basados en un plan general conocido sólo por la mente Divina.
* * *
Más Allá del Entendimiento Humano
Si uno le implora a Dios que “Quien tiene misericordia con las aves, tenga por igual misericordia con nosotros”, estará reflejando con esa súplica que él está seguro de entender la razón de la mitzvá de acuerdo a la perspectiva Divina. Eso es un error; nunca podemos saber por qué Dios decretó una mitzvá en particular. Pero aprender de la mitzvá una lección de misericordia para mejorar nuestra realización de la mitzvá es algo perfectamente aceptable; esa es la intención de los Sabios en el Midrash mencionado anteriormente.
Con esta distinción entre razón y sabor, el error de Shlomó se hace muy evidente. La explicación dada para la prohibición de casarse con demasiadas mujeres es en sí misma sólo taamei HaTorá – pero basar la mitzvá en esas explicaciones es absolutamente inaceptable. Así, el error de Shlomó no yació exclusivamente en el exceso de confianza sobre su autocontrol; también malentendió la Torá, confundiendo "sabores" y "razones". Por esta razón laiud fue a quejarse con Dios, porque la iud representa el mandamiento que está más allá del entendimiento humano ya que ésta se origina en la mente Divina (Shiurei Daat, Parte 3, "Bein Israel Laamim").
Todas las mitzvot son intrínsecamente jukim, decretos Divinos inentendibles. Sobre algunas, incluso el taam es oscuro y son por lo tanto categorizadas como jukim; en otras, el taam es discernible con más facilidad y son llamadasmishpatim.

La pará adumá es llamada Jukat HaTorá, la ley de la Torá, y no Jukat Hapará, la ley de la vaca roja, ya que demuestra claramente que toda la Torá está basada en un entendimiento Divino que está más allá de nuestra comprensión. Sólo cuando basamos nuestra realización de las mitzvot en una sumisión al decreto del Creador las podemos realizar a la perfección.

Paz y Pleito

Koraj(Números 16-18)


Cualquier disputa que es por honor al Cielo va a tener un resultado constructivo, pero una que no es por honor al Cielo no va a tener un resultado constructivo. ¿Qué tipo de disputa es por honor al cielo? La disputa entre Hillel y Shammai. ¿Y cuál no es por honor al Cielo? La rebelión de Koraj y sus camaradas. (Avot 5:20)
La Mishná describe la rebelión de Koraj como el epítome del majloket (pleito) que no es por honor al Cielo y yuxtapone a Koraj y a Aarón como los ejemplos de la polémica y de la paz respectivamente.
Para entender de manera apropiada la maldición del majloket, primero debemos investigar el significado del shalom (paz). Shalom, no es simplemente la ausencia de disputas o desacuerdos, sino un estado de paz serena. Es precisamente a través de la interacción entre los opuestos, del fuego y del agua, que Dios es descrito como “Aquél que hace la paz”. Majloket leshem shamaim, una discusión con el propósito de alcanzar la verdad, es el epítome del shalom.
Los Cohanim, que son los representantes del shalom – y sirven en el Santo Templo, el lugar del shalom – fueron consagrados al matar a sus parientes que adoraron al Becerro de Oro. Y Pinjas fue iniciado como Cohen por Dios y se le dio el pacto de shalom” como resultado del asesinato de Zimri y Kosbi.
El shalom es el logro de la perfección, es el funcionar armónico del mundo. Mientras la maldad y los malvados destruyan esta armonía, no puede existirshalom. No hay shalom, dice Dios, para los malvados (Isaías 57:21). Por eso, el verdadero shalom es condicional a la destrucción del mal.
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Construyendo el Templo
Cuando David quería construir el Sagrado Templo, el profeta le dijo que no podía construir la casa del shalom porque sus manos estaban cubiertas con sangre de la batalla. En ese mismo momento, Dios le dijo a David que él no podía construir el Sagrado Templo, porque si él lo construía, sería eterno y Dios se reservaba la opción de destruir el Templo – para descargar su ira sobre madera y piedras – si es que el pueblo pecaba (Midrash – Eija Raba 4:14).
La tranquilidad y el shalom del reinado de Salomón estaban marcados por la ausencia de guerras. Ese shalom pasivo no podía producir una “Casa de Paz” eterna. David, sin embargo, era el epítome del shalom agresivo, uno que incluía la preservación de la armonía a través de formas agresivas cuando era necesario. Ese shalom podía crear una “Casa de Paz” eterna.
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Enfoques Auténticos
La perfección no es el oficio de ningún individuo. El pueblo judío, dice el Jafetz Jaim, es como un ejército que sólo puede ser exitoso si todas sus variadas divisiones apuntan hacia una meta común. Actualmente existen una variedad de enfoques auténticos a la Torá – todos fidedignos a la observancia de las 613 mitzvot tal como lo elucida la Torá Escrita y Oral. Estos enfoques sólo difieren en el énfasis, pero hay una tendencia natural de cada grupo a sentir que sólo su enfoque es correcto.
Sin embargo, dice el Talmud al final de Taanit, que en el Mundo Venidero Dios va a hacer un gran círculo de baile alrededor de todos los tzadikim, estando Él mismo en el medio. Luego, dice el Jafetz Jaim, dos tzadikim con enfoques diametralmente opuestos se van a encontrar enfrentados a lo largo del círculo. Cada uno se va a dar cuenta que él y su opuesto están equidistantes del centro.
El círculo no va a ser estacionario. Cada tzadik va a bailar alrededor y a ocupar la posición de cada uno de los otros tzadikim, porque en el mundo futuro todo judío va a ser capaz de identificar e incorporar todos los caminos. Sin embargo, en este mundo, la perfección se alcanza cuando cada grupo sigue su propio camino, reconociendo y respetando todos los otros caminos.
Esto no implica que todos los caminos son válidos. Algunas veces es necesario dar tojajá – amonestación o regaño – para criticar a aquellos que no están del todo en el círculo. La verdadera paz debe incluir la reprimenda y la crítica, porque esto es necesario para lograr la perfección. Dicen los Sabios, (Midrash – Bereshit Raba 54:3), que cualquier paz que no incluye tojajá, no es paz. Pero la tojajá debe ser el resultado del amor y la preocupación por aquel que es amonestado. Debe hacerse de una forma donde se refleje esa motivación. La crítica debe dirigirse al comportamiento negativo de los individuos o de los grupos, pero no a la persona o al grupo mismo.
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La Olla, el Río y el Pájaro
El Talmud relata que aquel que ve una olla, un río o un pájaro en un sueño, va a encontrar shalom. Los tres factores que previenen el logro de la perfección son los celos, la lujuria y la altanería. Todos ellos generan brechas entre las personas y destruyen la armoniosa cooperación y la coexistencia.
La olla une el poder del fuego con el agua para cocinar la comida, nuestro sustento. Sin embargo, la olla misma no gana nada y se quema y se ennegrece. El individuo lujurioso, en contraste, sólo busca su propia gratificación y basa su conducta en una consideración: “¿Qué hay para mí?”. La olla niega esta actitud.
La contemplación del río es el antídoto contra los celos. El río es tan hermoso y beneficioso cuando permanece dentro de sus límites y tan destructivo cuando se desborda. El shalom requiere que cada persona reconozca su lugar en el mundo y el rol único que tiene que jugar, mientras al mismo tiempo reconoce las contribuciones y el valor de su prójimo.
Para combatir la altanería, uno debe aprender del pájaro. El pájaro es flexible y ligero, siempre listo para hacer lugar para otros y volar.
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“Koraj Tomó”
Rashi comenta sobre las palabras de apertura de la parasha, “Koraj tomó – Él se tomó a sí mismo (es decir, se separó) hacia un lado”. Koraj se separó a sí mismo. Él no se veía como parte de la comunidad, sino como un individuo aislado y separado. Su sentido de separación le causó celos de Elizafón ben Uziel, cuando este último fue nombrado como jefe de la familia y eso alimentó su deseo de gloria de ser Cohen Gadol. Su actitud fue la verdadera antítesis del shalom, que depende de que cada judío cumpla con su rol único sin celos ni motivaciones egoístas.
Se le preguntó a Reb Zusya si él aceptaría la oportunidad de cambiar lugares con Abraham nuestro patriarca. Él contestó, “¿Qué ganaría Dios? Seguiría habiendo un Abraham y un Reb Zusya”.
Cada individuo debe aspirar a alcanzar el máximo potencial en su rol individual y no duplicar el rol que se le ha confiado a otro. Sólo puede existir un Cohen Gadol. Si Koraj hubiera tomado la actitud de Reb Zusya, no le habría hecho ninguna diferencia si era Aarón o él mismo, mientras todas las funciones de la oficina se realizaran de acuerdo a la voluntad de Dios.
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La Ley Oral
Nuestros sabios llaman a Koraj apikorus (hereje) por negar la validez de la Ley Oral. Esa negación fue una consecuencia directa de su agitada disputa. La Torá está basada en shalom y armonía dentro del pueblo judío. Un compromiso a la totalidad de la Torá es imposible en un nivel individual y aislado. Ningún individuo puede cumplir las 613 mitzvot; hay mitzvot que sólo puede realizar un Cohen y otras que requieren únicamente a un Israel. Hay mitzvot que aplican sólo a los hombres y otras mitzvot que aplican sólo a las mujeres. La Torá en su totalidad requiere la unión del pueblo judío. Sólo si somos como un solo individuo, con un solo corazón, podremos aceptar la Torá y cumplirla.
Un argumento por el honor del Cielo, la búsqueda colectiva de la verdad, es la esencia de la Torá Oral. Pero alguien cuya disputa no es por el honor del Cielo niega los fundamentos sobre los cuales descansa la Torá Oral. Por eso Koraj fue etiquetado como un apikorus.
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Tragados Vivos
El castigo de Koraj reflejó perfectamente su pecado. Aquel que ve a su prójimo sólo como un objeto de celos o lujuria, o como un medio para obtener honor, va a terminar tragándose a otros vivos para avanzar en sus metas. Koraj era esa persona y la tierra se lo tragó vivo a él – medida por medida.
La capacidad de la tierra de servir como base firme para el hombre, depende de la unificación de los granos individuales de arena – sólo si están unidos se transforman en tierra firmeAlguien que niega la necesidad de unidad, que no entiende que el cumplimiento de la voluntad de Dios es una empresa colectiva, causa que estos granos se separen y es tragado vivo por la tierra que se abre bajo sus pies.
Tal como la disputa se genera por los individuos, la paz y la armonía deben comenzar con un esfuerzo individual. Cuentan la historia de un hombre que era interrumpido constantemente por su hijo de cinco años mientras leía su periódico. Finalmente, con desesperación, él arrancó una hoja de una revista con un mapa del mundo y lo rompió en pedazos pequeños y le dijo a su hijo que no regresara hasta que terminara de reconstruir el mapa. Él asumió que había ganado varias horas para él. Sin embargo, quince minutos después, el niño volvió y felizmente le anunció que había terminado la tarea.
Su padre estaba dubitativo. “¿Cómo pudiste armar el mapa tan rápido y hacerlo correctamente?”, le preguntó. “Papi”, respondió el pequeño niño, “fue simple. En el otro lado del mapa estaba la foto de una persona. Simplemente arme a la persona y el mundo se puso en su lugar”. Es la perfección y armonía dentro del individuo mismo lo que lleva finalmente al shalom global.
Que podamos aprender de la tragedia de Koraj a alejarnos de toda disputa que no sea por honor al Cielo y que así ayudemos a traer el shalom máximo, todo el mundo unido sirviendo a Dios.

El pecado de los espías: ¿Quién está a cargo?

Shlaj(Números 13-15)


“Moshé renombró a Hoshea hijo de Nun, “Yehoshua”” (Números 13:16)
Antes de la partida de los 12 espías, Moshé le cambió el nombre a su discípulo Hoshea a Yehoshua. Ese cambio contenía en él un rezo para que Dios salvara a Yehoshua del plan de los espías. Sin embargo, aún debe explicarse, por qué Moshé estuvo de acuerdo con mandar espías si él estaba consciente del plan de blasfemar la Tierra de Israel. Además, ¿por qué rezó solamente por Yehoshua y no por Calev y los otros?
El Gaón de Vilna (en Emuná Vehashgajá) explica que hay tres formas en las cuales Dios manifiesta su Divina Providencia. La primera forma se llamahanhagá nisit, la manifestación de milagros abiertos. Esta fue la forma en la cual se relacionó con nosotros durante los 40 años en el desierto. Una Nube de Gloria nos acompañaba de día y un pilar de fuego durante la noche; comíamos el maná que caía del cielo; y nuestra sed se calmaba con agua que provenía de un pozo que fluía desde una roca y que nos acompañaba en nuestro viaje. Cuando pecábamos, la retribución Divina seguía inmediatamente de una forma inequívoca.
El segundo tipo de Providencia Divina se llama hanhagat nisim nistarim. En esta etapa, Dios se relaciona con nosotros a través de milagros ocultos. Esto describe la forma como Dios se relacionaba con nosotros en la Tierra de Israel, antes de nuestro exilio. En ese momento, era evidente una relación directa entre la naturaleza y la observancia de la Torá. Cuando cuidábamos las mitzvot y nos esforzábamos en Torá, las lluvias caían en su tiempo y en cantidad apropiada, la salud y la riqueza era nuestro lote; y cuando pecábamos, había sequía y hambruna.
Desde nuestro exilio de Israel, hemos experimentado la tercera forma de Divina Providencia, hester panim. En esta etapa, Dios esconde Su rostro de nosotros, nuestra habilidad de ver la Divina Providencia de Dios en el mundo se hace defectuosa.
El Gaón de Vilna explica que las variadas manifestaciones de la Divina Providencia difieren sólo en cuanto a nuestra percepción. En realidad, Dios controla y guía el mundo igualmente en un período en el que experimentamos milagros Divinos como algo natural y en períodos donde todo lo que vemos es función de la naturaleza. Simplemente en este último período, Dios esconde Su rostro.
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Nueva tierra
Nuestros patriarcas en el desierto estaban conscientes que al entrar en la Tierra de Israel, la forma en la que Dios se relacionaba con nosotros cambiaría de ser una de milagros revelados a una de milagros dentro de la naturaleza. El maná no iba a caer más del cielo; sino que, íbamos a tener que arar, plantar y cosechar para poder comer. Ya no nos acompañaría un pozo; sino que dependeríamos de la lluvia para saciar nuestra sed.
Sin embargo, su error, fue razonar que si sus vidas iban a estar aparentemente sujetas al mismo orden natural que el resto del mundo, entonces su éxito final o su fracaso dependía de su propio poder militar. Ese fue un error lamentable.
Moshé rezo que Yehoshua se salvara de esa visión errada. Moshé razonó que él podía probarle a la gente su error dejándolos ver la Tierra de Israel. Él esperó que se dieran cuenta de la imposibilidad de la conquista solamente con su propio poder. Y a pesar de eso Dios les aseguró que ellos conquistarían la tierra. Ellos debieron haber concluido que obviamente Dios planeaba seguir ayudándolos, a pesar de que lo haría con milagros menos revelados.
Yehoshua, que debía dirigir al pueblo judío durante la nueva etapa de Divina Providencia, requería un rezo especial para no tener una perspectiva distorsionada sobre la naturaleza. El nombre Yehoshua significa – Hashem Yoshia – Que Dios te salve. El nombre Divino representa la síntesis entre la aparente causa y efecto del mundo natural y el vínculo íntimo espiritual de Dios con el hombre – la yud representa la creación de Dios del Mundo Venidero y la heh la creación de este mundo. Moshé rezó para que Yehoshua viera la naturaleza como nada más que un velo sobre la Divina Providencia directa de Dios. Por eso Naturaleza – Hateva – y el nombre Elokim son numéricamente equivalentes.
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Lluvia y lágrimas
Moshé le dijo a los espías que trajeran las frutas de la Tierra de Israel precisamente para que entendieran la lección de que aún serían completamente dependientes de la beneficencia de Dios. Sin agua, las frutas no pueden crecer, y en Israel, el agua depende sólo de la lluvia que obviamente no está en las manos del hombre. Moshé quería que ellos reconocieran que a pesar de que se iba a requerir más esfuerzo para asegurar la subsistencia en el escenario natural de Israel que en el desierto, el resultado final no dependería menos de Dios que cuando el maná descendía directamente desde el Cielo.
Desafortunadamente, sólo Calev y Yehoshua comprendieron este punto. Los otros sólo vieron que estaba más allá de sus habilidades “naturales” conquistar la tierra y concluyeron que incluso Dios mismo, por así decirlo, no podría ayudar porque Él había elegido que ellos estuvieran gobernados por el orden natural. Este razonamiento los llevó al llanto sin sentido de la noche de Tishá B’Av cuando la gente lloró como señal de desesperanza.
Para corregir las lágrimas sin sentido de esa víspera de Tishá B’Av en el desierto, nuestros Santos Templos fueron destruidos en Tishá B’Av y fuimos expulsados al exilio donde llegaríamos a ver claramente nuestra dependencia de Dios. Pero en vez de llorar de impotencia, nuestras lágrimas en Tishá B’Av deben proclamar: “Dios, Tú prometiste que seríamos redimidos del exilio. No podemos alcanzar esa redención a través de nuestros esfuerzos. Por eso, Tú debes redimirnos”.
El rabino Yerujam Levovitz, el gran Mashguiaj de Mir, explica la Mishná al final de Sotá y dice que el Mashiaj no va a venir mientras nosotros atribuyamos nuestros éxitos y fracasos a las causas “naturales”. Mientras nosotros busquemos explicaciones políticas, económicas y sociológicas para los eventos del mundo y nos excusemos del estudio de la Torá sobre la base de que debemos ganarnos la vida, no mereceremos el fin de nuestro exilio.

Que fortalezcamos nuestra fe y confianza en Dios para que podamos finalmente secar las lágrimas de Tishá B’Av y podamos celebrarlo con júbilo, porque un Redentor habrá llegado a Zión.

Consistencia y Fidelidad

Behaalotjá(Números 8-12)


“Cuando el Arca viajaba, Moshé decía, “Levántate Eterno, que se dispersen tus enemigos y huyan tus aborrecedores de delante de Ti”. Y al acampar decía, “Vuelve Eterno, a las miríadas de los millares de Israel””. (Números 10:35-36)
De acuerdo a una opinión en el Talmud (Shabat 116a), estos dos versos están separados con letras nun invertidas, para hacer una pausa entre tres episodios en los que el pueblo judío pecó.
El primero de los tres episodios (de acuerdo a Tosafot y Najmánides) fue cuando el pueblo judío se fue del Monte Sinaí “como niños que se escapan de la escuela”, es decir, aliviados de que no iban a recibir más mitzvot. Después, luego de viajar sin parar por tres días, el pueblo se quejó y se lamentó sobre el paso frenético con el que Dios los estaba llevando. El tercero de los pecados fue quejarse sobre el maná y exigir carne.
Dado que una repetición triple constituye un patrón en la ley judía, la Torá no registró estos tres eventos sucesivamente, sino que hizo una pausa entremedio. Sin embargo, aún debe explicarse, por qué la división cae entre los dos primeros episodios y no entre el segundo y el tercero.
Para responder a esta última pregunta, debemos entender la importancia de la consistencia en nuestro servicio a Dios. Cuando Yosef reveló su identidad ante sus hermanos con las palabras “Yo soy Yosef; ¿vive aún mi padre?”, los hermanos estaban tan sobrecogidos que no pudieron contestarle. El Midrash comenta, “Pobres de nosotros en el Día del Juicio y en el día de la reprimenda, porque si los hermanos no pudieron contestar el regaño de Yosef, su hermano pequeño, cuanto más nosotros vamos a estar sobrecogidos con el regaño de Dios cuando en el futuro, Él nos regañe a cada uno de nosotros por nuestros actos”.
El Beit HaLevi explica que la esencia del regaño de Yosef fue hacerlos ver la inconsistencia de sus actos. Hasta el momento en que Yosef se reveló, Yehuda estaba implorando a Yosef que considerara el sufrimiento de su anciano padre y que por ello liberara a Binyamin. A eso Yosef replicó, “Yo soy Yosef. ¿Dónde estaba la preocupación por el sufrimiento y el dolor de nuestro padre cuando me vendieron y lo convencieron de que yo estaba muerto? ¿Acaso sigue vivo después de eso? Cuando les conviene se preocupan del bienestar de su padre y cuando es bueno para ustedes, son inconscientes”.
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Experiencia de Pesca
El Midrash (Tana Debei Eliyahu) registra una instancia de regaño similar. Elijah el profeta se dio cuenta de que un aldeano ignorante que ni siquiera sabía el alef-bet se estaba burlando de él. Elijah le preguntó al hombre si no temía el día en el que la Corte Celestial le preguntará por qué no estudió Torá.
El hombre contestó que no tenía miedo porque a él no se le había dado la inteligencia para estudiar y por eso no podía culpársele por no hacerlo. Luego, Elijah le pidió que le describiera cómo ganaba dinero para vivir y el hombre comenzó una animada descripción de cómo hacia redes de pesca y las ponía de la forma más eficiente posible.
Al final de esta discusión, Elijah le dijo, “Para pescar tienes sabiduría y para la Torá que es incluso más crucial para la vida, ¿no tienes?”. Inmediatamente el hombre estalló en lágrimas al darse cuenta de que se había contradicho.
Elijah concluyó indicando cuán extendida es esa inconsistencia. Existen aquellos que van a alegar delante de la Corte Celestial que a ellos no se les dieron los medios para hacer tzedaka, caridad. Y se les mostrará cómo para sus propios placeres el dinero de alguna manera se encontraba. Otros se van a defender de su falta de estudio de Torá sobre la base de que estaban muy ocupados logrando ganarse la vida. A ellos se les mostrará el tiempo que pasaron haciendo nada o platicando trivialidades. No hay una refutación mayor a todas nuestras excusas que aquellas que nosotros mismos proveemos.
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Reglas de Escrutinio
El servicio ideal a Dios es descrito como “todos tus días” – sin interrupción, con consistencia y constancia (Ibn Ezra a Deuteronomio 19:9). El Talmud (Brajot 6a) dice que si alguien va regularmente al Shul y un día está ausente, Dios pregunta sobre su ausencia y si no encuentra una excusa aceptable, él es castigado. A la persona que nunca va al Shul no se le escruta de esa manera, porque él nunca ha demostrado la capacidad de ir regularmente.
Ahora podemos entender porque la Torá separa entre la partida ansiosa del pueblo judío desde Sinaí y sus quejas sobre el paso acelerado en el que eran llevados. Cuando el pueblo judío corría para evitar la proliferación de mitzvot adicionales, Dios observó, “Mis hijos, si tienen la energía de correr desde el Monte Sinaí, entonces utilicemos esa energía y dirijámosla para correr a nuestro destino final, Israel”.
Inmediatamente el pueblo judío se quejó de que carecían de la fuerza y la energía para correr. Esa fue la auto condena máxima – inconsistencia. ¿Para correr de la Torá tienen energía, sin embargo, para correr a Israel carecen de esa misma capacidad? Para minimizar la inconsistencia involucrada, la Torá hizo una pausa entre estos dos episodios.
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La Letra “Nun”
La letra nun representa la fe y la consistencia (Talmud, Tratado de Shabat). Por lo tanto, las nuns invertidas representan la inconsistencia y la auto contradicción.
Los dos versos separados por las nuns invertidas describen el antídoto para la inconsistencia. Cuando Moshé vio que la Nube de Gloria empezaba a ascender y a partir, simbolizando el deseo de Dios de que el pueblo judío reanudara su viaje, él proclamó “Levántate Dios”. Esta proclamación era una confirmación del deseo de Dios y una expresión del deseo de Moshé de subyugar sus deseos a Dios. Igualmente, cuando el Arca descansó, Moshé proclamó nuevamente, “Retorna, Dios …”.
El rabino Samson Rafael Hirsch comenta que esta parashá marca el término de una época de la historia judía y el comienzo de otra, llevando al pecado de los espías y culminando con la destrucción del Templo y el exilio. La raíz de toda esta desgracia fue la falta de consistencia en nuestro servicio divino.

Que podamos esforzarnos por corregir esa falencia para que las nunsinvertidas puedan enderezarse, así como en la expresión máxima de devoción total. Entonces mereceremos otras dos palabras que también comienzan con“sean consolados, Mi nación,” con la redención Divina total.

El Nazir: Un pecador santo

Nasó(Números 4:21-7:89)


Todos los días de su abstinencia, él es santo para Dios” (Números 6:8)
El Cohen deberá tomar uno [de los pichones] como una ofrenda de pecado y otro como ofrenda de elevación, y él traerá expiación sobre él por haber pecado sobre su persona; y él deberá santificar su cabeza en ese día.” (Números 6:11).
El nazir que se compromete a no tomar vino se eleva a un nivel de santidad similar al del Cohen Gadol (Sumo Sacerdote). Tal como el Cohen Gadol, alnazir se le prohíbe profanarse a través del contacto con los muertos – incluso con sus parientes más cercanos – y la Torá describe su pelo, el cual debe dejar crecer, como santificado.
Sin embargo, este mismo nazir debe llevar un korbán jatat – una ofrenda de pecado – cuando termina con su promesa. El Talmud explica que su sacrificio es para expiar por el pecado de haberse prohibido a sí mismo el placer del vino. De esta forma, el mismo voto que lo eleva a un nivel de santidad también le causa ser enjuiciado como pecador. ¿Por qué?
“Todo lo que el Santo, Bendito Sea, creó en Su mundo, lo creó sólo para Su gloria” (Avot 6:11)
Dios creó el mundo para que el hombre lo utilice en su servicio a Dios, no para alejarse de él. Cada aspecto de la creación puede y debe ser utilizada para ayudar a la persona a entender y a acercarse a su Creador.
La visión de la Torá sobre el mundo físico es diametralmente opuesta a ciertos puntos del cristianismo que enseñan que el mundo material es inherentemente malo y que cualquier placer del mundo físico se permite sólo como el menor de dos males. El único sacrificio que un no judío puede ofrecer es una olá, que se consume completamente. La santidad es (frecuentemente) entendida por las naciones del mundo como una negación del mundo material.
En contraste, el sacrificio más importante de los judíos es el shelamim(literalmente una ofrenda perfecta y armoniosa), donde sólo una pequeña porción de la ofrenda se quema en el altar, mientras que la mayoría de la ofrenda es consumida por la persona que llevó el sacrificio y por el Cohen que lo ofreció.
Mi Rosh Ieshivá, el rabino Mordejai Gifter, explicó el versículo, “Sean santos, porque Yo, Hashem, soy santo” (Levítico 19:2), como queriendo decir que así como Dios está íntimamente involucrado en cada aspecto del mundo físico – dado que sólo Su voluntad permite que en cada momento cualquier cosa exista – así también, nosotros debemos tener contacto con todo el mundo físico. Pero nuestra participación debe imitar a la de Dios; debemos elevar y santificar lo físico y no dejar que lo físico nos arrastre al materialismo carente de espiritualidad.
En el Mundo Venidero, se nos criticará por todas las cosas de este mundo que podríamos haber disfrutado y elevado y que finalmente no aprovechamos. Cada año hacemos una bendición sobre el florecimiento de los árboles frutales para recordarnos que Dios hizo creaciones buenas y beneficiosas para el goce del hombre.
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El Fruto del Vino
El vino prohibido para el nazir puede realzar realmente el cumplimiento de varias mitzvot y de ocasiones alegres al ayudarnos a expresar nuestros sentimientos más internos. Sin embargo, cuando está separado de las mitzvot y se utiliza como un fin en sí mismo, degrada a la persona al robarle su posesión más preciada, su mente. Por eso, alguien que “ve a una sotá (mujer sospechosa de adulterio) en su desgracia”, es decir, siendo avergonzada por haber abusado del vino, y reconoce una debilidad similar en sí mismo, debe hacer un voto de abstinencia de vino por un período de tiempo para controlar su debilidad.
Reconocer las propias debilidades y elegir la abstinencia sobre el abuso hace que uno sea santo. Pero no vaya a ser que el nazir pierda de vista el ideal, la Torá le recuerda que él es de todas maneras un pecador. Él no ha logrado aún la meta de la vida de elevar todo el mundo físico. Si él estuviera en ese nivel, no tendría que abstenerse del vino, sino que por el contrario, lo utilizaría para su crecimiento espiritual. Por eso, el mismo voto que lo hace santo es a su vez, una concesión del verdadero ideal.
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Lecciones de Pelo
En este contexto, podemos entender mejor el requerimiento de que el nazirdebe dejar crecer su pelo. El pelo corresponde a las conexiones espirituales que unen a la persona a su esencia espiritual. Cuando el pelo está ordenado, los mundos físicos y espirituales están de acuerdo. Tanto al rey como a los cohanim se les pedía que se cortaran el pelo regularmente como una señal del vínculo al mundo espiritual que es necesario para cumplir apropiadamente su exaltada posición de autoridad.
Un nazir debe dejar crecer su pelo para demostrar el cortocircuito que produce su abstinencia. Al final de su lección de autocontrol, él se rasura su pelo para demostrar un nuevo comienzo, una reorganización total y una renovación de los vínculos físico-espirituales. Luego el pelo se quema debajo de una olla donde sus ofrendas de shelamim se cocinan para demostrar esta nueva armonía encontrada.

En este contexto, la Torá afirma, “y luego (de este proceso) el nazir puede tomar vino” (Números 6:20). Este versículo es problemático, dado que después de que terminó el proceso él ya no es nazir. Sin embargo, la Torá nos está diciendo que el propósito de su nezirut no era la abstinencia en sí misma, sino que era una lección sobre cómo tomar apropiadamente vino después de que el período termina. Por eso, la meta de la nezirut es tomar vino como un nazir, como una persona santificada y elevada.

Como un desierto

Bamidbar (Números 1:1-4:20)


“Y Dios habló a Moshé en el desierto de Sinaí”. Cualquiera que no puede hacerse a sí mismo hefker (sin dueño) así como el desierto, no puede adquirir sabiduría ni Torá, y por eso dice, “...en el desierto de Sinaí” (Midrash – Bamidbar Rabá 1:7).
Un objeto hefker es uno de tan bajo valor para su dueño que él formalmente lo abandona y lo pone a disposición de otros. Consideremos ahora el significado de hacerse hefker uno mismo.
Uno debe estar listo para abandonar, si fuera necesario, todos los placeres del mundo por el bien de la Torá (ver comentario del Maharzav al Midrash). “La Torá sólo puede preservarse en aquel que se mata por ella” (Talmud – Sota 21a).
Y tal como dice el Midrash (Avot 6:4):
Esta es la forma de la Torá: Comer pan con sal, tomar agua en pequeña medida, dormir en el piso y vivir una vida de privación – ¡pero esfuérzate en la Torá! Si haces esto, “Eres alabado y todo estará bien para ti”. Eres “alabado” en este mundo y “todo estará bien para ti” - en el Mundo Venidero.
La privación material puede no ser una condición necesaria para el estudio de Torá, pero sólo aquél que está preparado para renunciar a todo placer y confort por su estudio de Torá alcanzará un entendimiento profundo de la Torá.
El verdadero estudioso de la Torá debe estar tan obsesionado con la Torá, como el amante con su amada (ver comentario del Rashash al Midrash anterior; Maimónides – Teshuvá 10:6). Tal como los pensamientos del amante están siempre en su amada, así también, alguien que realmente desea sondear las profundidades de la Torá no puede hacer su estudio contingente al tiempo, lugar o circunstancia. Sólo cuando uno siente que la Torá por sí sola da significado a su vida, será capaz de renunciar a todas las otras comodidades y placeres por ella.
Después de relatar que el pueblo judío llegó a Sinaí, la Torá repite que ellos dejaron Refidim y llegaron a Sinaí. De esta repetición, los Sabios aprenden que así como ellos llegaron a Sinaí con arrepentimiento, ellos dejaron Refidim con arrepentimiento. El pueblo judío fue atacado por Amalek en Refidim precisamente por su debilidad en el estudio de la Torá. Después de ese ataque, ellos podrían haber razonado que Refidim no era un lugar espiritualmente conducente a la teshuvá y podrían haber esperado hasta alcanzar el Sinaí para fortalecerse en arrepentimiento.
La Torá enfáticamente invalida esta actitud. Si una persona espera el momento o lugar perfecto para tomar un nuevo curso en Torá, el momento o el lugar ideal nunca va a materializarse. Si ellos no hubieran hecho teshuvá en Refidim, ellos no habrían hecho teshuvá tampoco en el desierto del Sinaí.
* * *
Estatus humilde
Hay otro aspecto de “entregarse a la Torá” que es incluso más difícil que la pérdida de las comodidades materiales – el logro de la humildad. Uno debe ser lo suficientemente humilde para aprender de cada persona y para enseñar a todos, sin importar su estatus.
Incluso más importante, debe estar preparado para deshacerse de todas sus ideas preconcebidas y creencias. Sólo si uno está listo para dejar que la Torá lo posea y lo guíe totalmente, sus secretos serán revelados.
“Todos son ciegos hasta que Dios abre sus ojos” (Midrash – Bereshit Rabá 53). Cuando vemos el mundo a través de nuestros propios ojos estamos sujetos a nuestros deseos materiales y a los efectos distorsionadores de la pasión y el prejuicio. Sólo cuando dejamos que la Torá moldee nuestros procesos de pensamiento podemos ver el mundo en su verdadera perspectiva. No hay humildad más verdadera que subyugar la posesión más preciada - la mente - a la Torá.
Para poder servir en el Sanhedrín, uno debía probar que un sheretz (especie de reptil) no causa impureza ritual, a pesar de que la Torá explícitamente dice que sí la causa. Los jueces tienen que reconocer que incluso con su gran agudeza mental ellos pueden autoconvencerse de casi cualquier cosa y por eso necesitan subyugar su propio pensamiento al de la Torá.
El Gaon de Rogachover una vez dio una clase a sus alumnos en la cual les probó que el jametz está permitido en Pesaj. Luego les pidió a sus estudiantes que refutaran su prueba. Ellos trataron en vano de hacerlo. Cuando se rindieron, el Rogachover abrió la Biblia y les leyó: “No comas jametz” (Éxodo 13:3). Eso, dijo él, es la única refutación necesaria. Toda la gimnasia intelectual en este mundo no puede alterar una sentencia de la Torá.
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Daat Torá
“Las palabras de los sabios son como una picana” (Eclesiastés 12:11)
Tal como con la picana se dirige al buey para arar en línea recta, así también, la Torá guía y condiciona a la persona a pensar en los caminos de la vida (Talmud – Jagiga 3b).
El comentarista Smah (a Joshen Mishpat 3:13) comenta que el pensamiento de los laicos es opuesto al pensamiento de la Torá. La intención no es denigrar al laico sino indicar que cuando nos confiamos de nuestro propio razonamiento, la distorsión es un resultado inevitable. Cuando buscamos la guía de los Sabios de la Torá, estamos buscando una mente tan empapada en Torá – excluyendo todos los prejuicios personales – que todo lo que ellos dicen o hacen es solamente una reflejo de su entendimiento de la Torá, es decir, Daat Torá. Sólo una mente condicionada a pensar desde el punto de vista de Dios, tal como está revelado en la Torá, puede ver el mundo sin distorsión.

Después del Éxodo de Egipto, el pueblo judío necesitaba seguir a Dios a un desierto duro y salvaje y ponerse a sí mismos totalmente bajo Su cuidado, antes de poder recibir la Torá. Y después del regalo de la Torá, aún necesitaban ser reprendidos una y otra vez, tal como lo leemos a lo largo del libro de Números, hasta que moldearon sus actitudes y opiniones dentro de una “perspectiva de Torá”.