Haazinu(Deuteronomio 32)
Otro año, otro ciclo, y estamos a punto de terminar nuevamente los cinco libros de Moisés. Al final de la parashá de esta semana Dios le dice a Moisés que suba a la montaña donde va a morir, "B'etzem Hayom Ha'zé", al mediodía (Deuteronomio 32:48).
Rashi, el mayor comentarista de la Torá, señala tres de las ocasiones en que esta frase – "B'etzem Hayom Ha'zé" – aparece en la Torá:
A- Noé pasó 120 años construyendo su arca. El Midrash dice que Dios quería que Noé utilizara este tiempo para involucrar a la gente en debates acerca de cómo el cambiar sus estilos de vida podría evitar la catástrofe que se aproximaba.
Por desgracia, durante 120 años, nadie escuchó, e hicieron caso omiso de las fatales predicciones de Noé... hasta que la lluvia comenzó a caer. Ellos retrasaron, pospusieron, y se negaron a prestar atención a las señales de advertencia.
Y ahora con la lluvia cayendo, ya era demasiado tarde. En aquel momento es cuando la gente se despertó y entendieron la realidad de lo que estaba a punto de suceder. Ellos entraron en pánico, y amenazaron con destruir el arca de Noé para impedir que él entrara.
En este punto, Dios aparece en la escena y dice: "Voy a ingresar a Noé en el arca. No escabulléndose en la oscuridad de la noche, sino que a plena luz del día – "B'etzem Hayom Ha'zé". (Génesis 7:13).
B- Una escena similar se repite en el Éxodo de Egipto. A pesar de un año de horribles plagas e interminables súplicas de Moisés, el Faraón se niega a permitir que los judíos salgan en libertad... hasta la última plaga, cuando un angustiado y abatido Faraón corre por las calles a medianoche suplicándole a los judíos que se retiren inmediatamente (Éxodo 12:31).
¿Cual es la respuesta de Dios? El Faraón ya tuvo su oportunidad. Los judíos reciben instrucciones de permanecer dentro de sus casas durante toda la noche. Ellos no van a escabullirse como ladrones. Por el contrario, ellos saldrán de Egipto a plena luz del día – "B'etzem Hayom Ha'zé" (Éxodo 12:41).
C- El tercer ejemplo que enumera Rashi es en la parashá de esta semana, en donde Moisés se enfrenta a su muerte inminente. "¡No vamos a permitir que Moisés nos deje!" clamó el pueblo. "¡Vamos a detenerlo para que no ascienda a la montaña!".
Pero, ¿por qué los judíos desean evitar a toda costa la muerte de Moisés? La respuesta es que ellos no pueden soportar separarse de su amado líder, que los sacó de Egipto, dividió el mar, extrajo agua de una roca, y lo que es más importante, les enseñó Torá.
¡Imagínate eso! Durante 40 años en el desierto, los judíos no hicieron nada más que quejarse ante Moisés. ¡Ahora de repente todos cambiaron de opinión!
Pero la suerte ya estaba echada. Dios dice: "Moisés subirá a la montaña a mediodía, a plena luz del día, para que todos entiendan que no hay nada que detenga la voluntad de Dios".
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Contabilidad Espiritual
Estos tres eventos reflejan un desafortunado patrón de la naturaleza humana. Somos renuentes a tomar medidas hasta que ya es demasiado tarde. No comenzamos la dieta y el ejercicio hasta después del ataque al corazón. No consideramos consejería matrimonial hasta que la ruptura es inminente. No intentamos hablar con nuestros hijos hasta que ya se han ido lejos...
Barremos y ocultamos el problema debajo de la alfombra, con la esperanza de que desaparezca por sí solo. Pero como un cáncer en una radiografía, el problema inevitablemente crece cada vez más y más... hasta que ya es demasiado tarde.
Entonces, ¿cuál es el remedio?
La tradición judía habla de la necesidad de hacer un Jeshvón – una contabilidad espiritual de ganancias y pérdidas. Al igual que una empresa mantiene un registro de los balances, así mismo una persona también necesita un sistema regular para evaluar en donde está parada.
Piensa en el poder que aporta un sistema de este tipo ¡cuando es aplicado a las relaciones interpersonales, a la carrera laboral, y a la espiritualidad! Con un monitoreo constante, es probable que puedas ver como se van desarrollando las dificultades potenciales, y de esta manera podrás lidiar con ellas antes de que se transformen en un gran problema.
Un Jeshvón no sólo nos resguarda de los errores, sino que también nos hace aumentar nuestra productividad en áreas en las que ya destacamos.
Aquí están los cuatro pasos sencillos de un Jeshvón:
1)Piensa acerca de: "¿Cómo quiero que sea mi vida de aquí a un año más?".
2)Comprométete a alcanzar el objetivo durante este año.
3)Formula un plan acerca de cómo lograrlo.
4)Pídele al Todopoderoso que te ayude a hacerlo.
2)Comprométete a alcanzar el objetivo durante este año.
3)Formula un plan acerca de cómo lograrlo.
4)Pídele al Todopoderoso que te ayude a hacerlo.
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Un Paso a la Vez
Sin embargo, tú podrías argumentar que todos comenzamos con buenas intenciones, sin embargo casi nunca alcanzamos nuestros objetivos. ¿Por qué el "Jeshvón" es diferente?
La clave es desarrollar una serie de objetivos realistas a corto plazo, que puedan ser monitoreados diariamente. Al igual que los marcadores de kilómetros en la carretera, una meta a corto plazo es un paso adelante hacia el objetivo a largo plazo.
Un obstáculo importante para el crecimiento es la sensación de estar desbordado por la magnitud de la tarea. Si un objetivo es demasiado elevado e inalcanzable, inevitablemente, no estaremos a la altura del desafío y nos desilusionaremos.
Sin embargo, el enfoque judío es diferente. En el famoso sueño de Iaacov, Dios le muestra una visión de una escalera que llega hasta el cielo. El crecimiento, así como el acto de subir una escalera, ambos deben ser un paso a la vez, a través de pequeños objetivos, que van aumentando poco a poco.
Para lograr que el plan sea infalible, haz que tu objetivo inicial sea algo que sabes que está a tu alcance. Saborear el éxito reforzará tu confianza y tu determinación, y así podrás utilizar esta energía para luchar por metas más altas.
Determina cual es el "primer paso" hacia tu objetivo a largo plazo, y esto, por el momento, se convierte en tu meta provisional a corto plazo. Después de alcanzar esta meta, continúa con el "paso número dos" de la meta a largo plazo, que se convertirá ahora en la nueva meta provisional a corto plazo.
Recuerda, el viaje más largo comienza solamente con un pequeño paso. Y puesto que no podemos predecir las variables del futuro, todo lo que podemos hacer es seguir avanzando. Un paso a la vez.
El hecho de que tal vez nunca alcanzaremos la meta a largo plazo no debe ser nuestra preocupación principal. El objetivo a largo plazo puede ser "la perfección", y hay probabilidades de que no sea alcanzable. Pero todavía podemos intentarlo. Porque eso es todo lo que debemos hacer, eso es lo que se espera de nosotros.
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Monitoreando el Sistema
Otro elemento clave es implementar un sistema para supervisar el progreso.
Todas las noches antes de ir a la cama, revisa los eventos del día, y evalúa si tuviste ganancias o perdiste. A continuación, haz un plan para que el día siguiente sea más productivo.
Pregúntate:
Se necesita disciplina para hacer estas preguntas, día tras día. El mejor método es dejar de lado 10 minutos de "tiempo sagrado", donde no podrás ser perturbado por el teléfono, por el correo electrónico o el buscapersonas. Encuentra una habitación y cierra la puerta. Y si es necesario, ponte tapones para los oídos.
Durante 10 minutos al día, quédate solo contigo mismo, para pensar, reflexionar, evaluar y planificar.
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Día de Expiación
Mientras que Rashi cita tres ejemplos de "B'etzem Hayom Ha'zé", la Torá emplea la misma frase en referencia a Iom Kipur (Levítico 23:29).
¿Cuál es la conexión? La respuesta es la siguiente, en Iom Kipur, el juicio de cada judío es sellado para el próximo año. Sin embargo, ¿estamos preparados, o lo hemos pospuesto? ¿Estamos siquiera interesados en experimentar el poder de limpieza de la expiación?
En Iom Kipur, la voluntad de Dios prevalece y nos vemos enfrentados a la realidad, nos guste o no.
Esto ayuda a explicar una anomalía codificada por Maimónides. En determinadas circunstancias, cuando alguien está eludiendo su obligación, la corte lo obliga a asumir su responsabilidad hasta que él dice: "Sí, deseo hacer esto voluntariamente".
¿No es esto una contradicción, forzarlo a que lo haga voluntariamente?
En realidad, todo el mundo quiere hacer lo correcto. Queremos cambiar. Queremos crecer. Sólo que a veces nos deben obligar a aceptarlo... mientras nosotros pataleamos y gritamos.
En Iom Kipur, Dios retira la máscara y nos vemos a nosotros mismos de la manera más real. No hay alimentos. No hay zapatos. Sólo un alma y su Creador. La cruda realidad de nuestras vidas... colgando en la balanza... a plena luz del día... "B'etzem Hayom Ha'zé".
¿Suena tenebroso? No tiene que ser así. La solución es simple. Hacer unJeshvón. Determina dónde están tus ganancias, y dónde tus pérdidas. A continuación, haz un plan para el próximo año.
Con la ayuda del Todopoderoso, ¡lo conseguiremos!