Koraj(Números 16-18)
Cualquier disputa que es por honor al Cielo va a tener un resultado constructivo, pero una que no es por honor al Cielo no va a tener un resultado constructivo. ¿Qué tipo de disputa es por honor al cielo? La disputa entre Hillel y Shammai. ¿Y cuál no es por honor al Cielo? La rebelión de Koraj y sus camaradas. (Avot 5:20)
La Mishná describe la rebelión de Koraj como el epítome del majloket (pleito) que no es por honor al Cielo y yuxtapone a Koraj y a Aarón como los ejemplos de la polémica y de la paz respectivamente.
Para entender de manera apropiada la maldición del majloket, primero debemos investigar el significado del shalom (paz). Shalom, no es simplemente la ausencia de disputas o desacuerdos, sino un estado de paz serena. Es precisamente a través de la interacción entre los opuestos, del fuego y del agua, que Dios es descrito como “Aquél que hace la paz”. Majloket leshem shamaim, una discusión con el propósito de alcanzar la verdad, es el epítome del shalom.
Los Cohanim, que son los representantes del shalom – y sirven en el Santo Templo, el lugar del shalom – fueron consagrados al matar a sus parientes que adoraron al Becerro de Oro. Y Pinjas fue iniciado como Cohen por Dios y se le dio el “pacto de shalom” como resultado del asesinato de Zimri y Kosbi.
El shalom es el logro de la perfección, es el funcionar armónico del mundo. Mientras la maldad y los malvados destruyan esta armonía, no puede existirshalom. No hay shalom, dice Dios, para los malvados (Isaías 57:21). Por eso, el verdadero shalom es condicional a la destrucción del mal.
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Construyendo el Templo
Cuando David quería construir el Sagrado Templo, el profeta le dijo que no podía construir la casa del shalom porque sus manos estaban cubiertas con sangre de la batalla. En ese mismo momento, Dios le dijo a David que él no podía construir el Sagrado Templo, porque si él lo construía, sería eterno y Dios se reservaba la opción de destruir el Templo – para descargar su ira sobre madera y piedras – si es que el pueblo pecaba (Midrash – Eija Raba 4:14).
La tranquilidad y el shalom del reinado de Salomón estaban marcados por la ausencia de guerras. Ese shalom pasivo no podía producir una “Casa de Paz” eterna. David, sin embargo, era el epítome del shalom agresivo, uno que incluía la preservación de la armonía a través de formas agresivas cuando era necesario. Ese shalom podía crear una “Casa de Paz” eterna.
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Enfoques Auténticos
La perfección no es el oficio de ningún individuo. El pueblo judío, dice el Jafetz Jaim, es como un ejército que sólo puede ser exitoso si todas sus variadas divisiones apuntan hacia una meta común. Actualmente existen una variedad de enfoques auténticos a la Torá – todos fidedignos a la observancia de las 613 mitzvot tal como lo elucida la Torá Escrita y Oral. Estos enfoques sólo difieren en el énfasis, pero hay una tendencia natural de cada grupo a sentir que sólo su enfoque es correcto.
Sin embargo, dice el Talmud al final de Taanit, que en el Mundo Venidero Dios va a hacer un gran círculo de baile alrededor de todos los tzadikim, estando Él mismo en el medio. Luego, dice el Jafetz Jaim, dos tzadikim con enfoques diametralmente opuestos se van a encontrar enfrentados a lo largo del círculo. Cada uno se va a dar cuenta que él y su opuesto están equidistantes del centro.
El círculo no va a ser estacionario. Cada tzadik va a bailar alrededor y a ocupar la posición de cada uno de los otros tzadikim, porque en el mundo futuro todo judío va a ser capaz de identificar e incorporar todos los caminos. Sin embargo, en este mundo, la perfección se alcanza cuando cada grupo sigue su propio camino, reconociendo y respetando todos los otros caminos.
Esto no implica que todos los caminos son válidos. Algunas veces es necesario dar tojajá – amonestación o regaño – para criticar a aquellos que no están del todo en el círculo. La verdadera paz debe incluir la reprimenda y la crítica, porque esto es necesario para lograr la perfección. Dicen los Sabios, (Midrash – Bereshit Raba 54:3), que cualquier paz que no incluye tojajá, no es paz. Pero la tojajá debe ser el resultado del amor y la preocupación por aquel que es amonestado. Debe hacerse de una forma donde se refleje esa motivación. La crítica debe dirigirse al comportamiento negativo de los individuos o de los grupos, pero no a la persona o al grupo mismo.
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La Olla, el Río y el Pájaro
El Talmud relata que aquel que ve una olla, un río o un pájaro en un sueño, va a encontrar shalom. Los tres factores que previenen el logro de la perfección son los celos, la lujuria y la altanería. Todos ellos generan brechas entre las personas y destruyen la armoniosa cooperación y la coexistencia.
La olla une el poder del fuego con el agua para cocinar la comida, nuestro sustento. Sin embargo, la olla misma no gana nada y se quema y se ennegrece. El individuo lujurioso, en contraste, sólo busca su propia gratificación y basa su conducta en una consideración: “¿Qué hay para mí?”. La olla niega esta actitud.
La contemplación del río es el antídoto contra los celos. El río es tan hermoso y beneficioso cuando permanece dentro de sus límites y tan destructivo cuando se desborda. El shalom requiere que cada persona reconozca su lugar en el mundo y el rol único que tiene que jugar, mientras al mismo tiempo reconoce las contribuciones y el valor de su prójimo.
Para combatir la altanería, uno debe aprender del pájaro. El pájaro es flexible y ligero, siempre listo para hacer lugar para otros y volar.
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“Koraj Tomó”
Rashi comenta sobre las palabras de apertura de la parasha, “Koraj tomó – Él se tomó a sí mismo (es decir, se separó) hacia un lado”. Koraj se separó a sí mismo. Él no se veía como parte de la comunidad, sino como un individuo aislado y separado. Su sentido de separación le causó celos de Elizafón ben Uziel, cuando este último fue nombrado como jefe de la familia y eso alimentó su deseo de gloria de ser Cohen Gadol. Su actitud fue la verdadera antítesis del shalom, que depende de que cada judío cumpla con su rol único sin celos ni motivaciones egoístas.
Se le preguntó a Reb Zusya si él aceptaría la oportunidad de cambiar lugares con Abraham nuestro patriarca. Él contestó, “¿Qué ganaría Dios? Seguiría habiendo un Abraham y un Reb Zusya”.
Cada individuo debe aspirar a alcanzar el máximo potencial en su rol individual y no duplicar el rol que se le ha confiado a otro. Sólo puede existir un Cohen Gadol. Si Koraj hubiera tomado la actitud de Reb Zusya, no le habría hecho ninguna diferencia si era Aarón o él mismo, mientras todas las funciones de la oficina se realizaran de acuerdo a la voluntad de Dios.
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La Ley Oral
Nuestros sabios llaman a Koraj apikorus (hereje) por negar la validez de la Ley Oral. Esa negación fue una consecuencia directa de su agitada disputa. La Torá está basada en shalom y armonía dentro del pueblo judío. Un compromiso a la totalidad de la Torá es imposible en un nivel individual y aislado. Ningún individuo puede cumplir las 613 mitzvot; hay mitzvot que sólo puede realizar un Cohen y otras que requieren únicamente a un Israel. Hay mitzvot que aplican sólo a los hombres y otras mitzvot que aplican sólo a las mujeres. La Torá en su totalidad requiere la unión del pueblo judío. Sólo si somos como un solo individuo, con un solo corazón, podremos aceptar la Torá y cumplirla.
Un argumento por el honor del Cielo, la búsqueda colectiva de la verdad, es la esencia de la Torá Oral. Pero alguien cuya disputa no es por el honor del Cielo niega los fundamentos sobre los cuales descansa la Torá Oral. Por eso Koraj fue etiquetado como un apikorus.
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Tragados Vivos
El castigo de Koraj reflejó perfectamente su pecado. Aquel que ve a su prójimo sólo como un objeto de celos o lujuria, o como un medio para obtener honor, va a terminar tragándose a otros vivos para avanzar en sus metas. Koraj era esa persona y la tierra se lo tragó vivo a él – medida por medida.
La capacidad de la tierra de servir como base firme para el hombre, depende de la unificación de los granos individuales de arena – sólo si están unidos se transforman en tierra firme. Alguien que niega la necesidad de unidad, que no entiende que el cumplimiento de la voluntad de Dios es una empresa colectiva, causa que estos granos se separen y es tragado vivo por la tierra que se abre bajo sus pies.
Tal como la disputa se genera por los individuos, la paz y la armonía deben comenzar con un esfuerzo individual. Cuentan la historia de un hombre que era interrumpido constantemente por su hijo de cinco años mientras leía su periódico. Finalmente, con desesperación, él arrancó una hoja de una revista con un mapa del mundo y lo rompió en pedazos pequeños y le dijo a su hijo que no regresara hasta que terminara de reconstruir el mapa. Él asumió que había ganado varias horas para él. Sin embargo, quince minutos después, el niño volvió y felizmente le anunció que había terminado la tarea.
Su padre estaba dubitativo. “¿Cómo pudiste armar el mapa tan rápido y hacerlo correctamente?”, le preguntó. “Papi”, respondió el pequeño niño, “fue simple. En el otro lado del mapa estaba la foto de una persona. Simplemente arme a la persona y el mundo se puso en su lugar”. Es la perfección y armonía dentro del individuo mismo lo que lleva finalmente al shalom global.
Que podamos aprender de la tragedia de Koraj a alejarnos de toda disputa que no sea por honor al Cielo y que así ayudemos a traer el shalom máximo, todo el mundo unido sirviendo a Dios.
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