En una nave de Madrid, Gabriel vende bolsas "del aliento del diablo" a 50 euros. Llevan el polvo suficiente para anular la voluntad de cualquiera
La usan para borrar la mente de chicas como Patricia, que se despertó desnuda y ensangrentada
Los chamanes del altiplano colombiano llaman "brujos" a los hombres que usan sus plantas de poder para hacer el mal. El camello latino que vende burundangaenMadrid no tiene pinta de brujo, aunque sabe que el cliente que compra su droga no le va a dar un uso recreativo. Va a cometer un delito. Robar y violar.
Los chamanes del altiplano la llaman yas. El camello latino, "polvo zombi". La pequeña bolsita con la burundanga espolvoreada que tiene vale 50 euros. "No quiero saber para qué la quieres", suelta un par de veces. Cuesta estrechar la mano esgrimiendo una sonrisa forzada a una persona que vende una sustancia que cada vez más delincuentesutilizan para violar a mujeres y hombres. Me pregunto al mirarle a los ojos si realmente es consciente del tremendo daño silencioso que hace su "producto estrella". Si sabe que con sólo aspirar mínimamente esos polvosllegas al inframundo y, si consigues salir, alcanzas las puertas de la inconsciencia. Ésa que te anula la resistencia psicológica y te bloquea la voluntad, quedando a merced de la última voz que has escuchado.
El camello latino responde al nombre de Gabriel. También se refiere a la burundanga como "el aliento del diablo". Está en una pequeña nave en la Comunidad de Madrid, donde trapichea con cocaína, cannabis y, en el último año, con escopolamina (popularmente conocida como burundanga). Dice que la saca de la semilla de una planta con flores blancas que un amigo tiene en su casa. "Me vi un tutorial en Youtube para aprender a disolverla y convertirla en polvo", asegura poco convincente.
Supera la veintena y lleva una ajustada camiseta de los Boston Celtics de la NBA que deja a la vista los tatuajes religiosos en su brazo derecho. Dentro de la nave están con él dos tipos corpulentos con anillos metálicos en los dedos. Uno es español y se está fumando un "nevadito" -tabaco con cocaína-. En una de las esquinas de la nave hay un pequeño escritorio de madera con piedras encima y una silla con el respaldo roto. Gabriel dice que ha estado en la playa y que..."Preguntas mucho. ¿No serás policía y nos querrás joder?", interrumpe su colega español.
Tras un pequeño momento de tensión, Gabriel saca de un cubo de basura pintarrajeado una pequeña bolsa con polvos blancos que deja al lado de las piedras. También saca una caja de cerillas y una pipa de fumar que desprende olor a marihuana.
--¿Cómo sé que es burundanga?
--Si quieres probarlo... Pero no te lo recomiendo. La sedación es muy fuerte y durante unas horas te conviertes en nuestro esclavo y nosotros seremos tus amos.
--¿Cuántos gramos son?
--Suficiente para lo que quieres hacer.
-¿Y qué crees que voy a hacer?
-Te estás pasando, hermano. Son 50 euros y no preguntes más.
La situación se tuerce cuando descubren que soy periodista. Un carné de prensa que no debería estar en la cartera lo estropea. Segundo momento tenso... Y violento. Ya no hay más burundanga. Por lo menos en esta nave.
Porque la droga se puede extraer de plantas de la familia de las solanáceas -como la borrachera o la mandrágora- por muchas zonas de la península. Es muy vistosa y de gran resistencia, por eso se ha adaptado bien en todo el planeta. Es típica en Motril (Granada) y hasta en Port Aventura la tienen como planta decorativa. Los farmacólogos dicen que el principio activo, la escopolamina, es fácil de sacar con mínimos conocimientos de química.
En el turbio mercado de la burundanga, el camello Gabriel es una excepción. "Lo más habitual es encontrarla por internet", cuenta un hombre que asegura haber comprado 100 miligramos en la Red para suministrársela en pequeñas dosis a su madre con párkinson -en medicina, la escopolamina se ha usado como fármacopara tratar la enfermedad-. Un chico de Asturias se la envió por correo. El paquete tenía un frasco de cinco centímetros con burundanga líquida de color miel. "Me dijo que tenía un 95% de pureza y que lo conservara en la nevera", relata.
Sólo con teclear "venta burundanga" en Google, aparecen infinidad de anuncios en páginas web extranjeras y en foros de todos los rincones de España. "Vendo burundanga de alta pureza, en polvo y líquida. Máxima discreción. Pago por Paypal o Western Union", es el mensaje tipo, acompañado de una dirección de email.
La leyenda cuenta que hasta la CIA la utilizaba como suero de la verdad. Pero sus usos, en rituales, se conocen desde el Neolítico en Sudamérica.
Ahora, cada vez más, la burundanga se utiliza con fines delictivos. Lo confirman la Policía y los médicos. Esta semana, en la Fundación Jiménez Díaz de Madrid, un hombre llegó diciendo que le habían violado la noche anterior y que no se acordaba de nada. En el hospital Doctor Peset de Valencia, este año ya han ingresado tres pacientes que declararon que habían usado burundanga para violarlos. Y lo más preocupante es que la sustancia es muy difícil de detectar. En sangre desaparece en menos de seis horas y en orina, en 12. Antonio Carcas, farmacólogo de La Paz, nos alerta del peligro de consumir burundanga: "Se obtiene con una síntesis química de la planta. A partir de 100 miligramos puede provocar un paro cardíaco".
En Puente la Reina (Navarra), el investigador de Etnobotánica Diego Arregui conoce bien la intrahistoria de esta droga. "Los indios colombianos fueron los primeros que la descubrieron. Algunos pueblos la usaban como bebida para los esclavos", explica Diego. "Sus alcaloides son de rápida acción tras ser absorbidos por el tubo digestivo. Inhibe la voluntad en dosis no terapéuticas, por eso muchos delincuentes la utilizan para reducir a sus víctimas y violarlas o robarlas".
Basta con un simple folio impregnado con esta droga para neutralizar a una persona. Demasiado sencillo para los ladrones. Por eso también han aumentado los robos en casas y cajeros con burundanga. Desde la Asociación Nueva Coproper de Alicante, que agrupa a más de medio millar de guardias civiles de la provincia, nos confirman que han tenido muchos casos.
"Se hacen pasar por operarios del ayuntamiento o de cualquier empresa y van con un folleto rociado de la droga a los pisos donde viven los ancianos. Con un simple soplido delante de su cara para que aspiren el polvillo del folio, en cuatro minutos ya les tienen sumisos", cuentan los agentes. "El problema es que no existen estadísticas de casos por la dificultad de detectar la sustancia y la falta de denuncias. Hay muchos más casos de los que conocemos. Se debe hacer una buena campaña de prevención a la sociedad y también a los sanitarios y agentes para que puedan detectarla rápidamente cuándo han drogado a alguien con la sustancia". Hay que tener cuidado. Los "polvos zombis" como los del camello latino están en la calle y en internet. Quien duerme bajo la burundanga, despierta sin memoria.
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