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domingo, 22 de noviembre de 2015

Aleixandre: “Abordo como un titán, pero tengo la flaqueza de un hombre”


Un estudio desvela las cartas inéditas entre la Generación del 27 y el grupo poético Cántico

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El poeta cordobés Ricardo Molina, en una imagen sin datar.
Vicente Aleixandre escribe del amor y de la poesía; Cernuda, de su exilio en Estados Unidos, con amargura y una letra muy esbelta; Gerardo Diego menciona sus viajes a Córdoba para dar conferencias o ir a los toros; Jorge Guillén recuerda las clases impartidas en Sevilla; y Dámaso Alonso se preocupa por sacar adelante sus estudios sobre Góngora en una cartas repletas de tachaduras y flechas... Un doble volumen presentado hoy domingo, 22 de noviembre, en Madrid desvela la correspondencia mantenida de 1947 a 1967 —con 115 documentos, casi todos inéditos: cartas, postales, felicitaciones navideñas, fotos— entre estos cinco miembros de la Generación del 27 y el cordobés Ricardo Molina (1917-1968), impulsor del grupo poético Cántico, nombre también de una efímera revista literaria nacida en la España de finales de los años cuarenta.
La autora de los dos volúmenes de Los Poetas del 27 y el grupo Cántico de Córdoba, Olga Rendón, ha explicado en el acto, celebrado en la biblioteca municipal Eugenio Trías, en El Retiro madrileño, cómo por una coincidencia familiar entró en contacto con la heredera del archivo de Ricardo Molina, su sobrina Flora, que lo tenía en su casa de Ibiza. Rendón (Vejer de la Frontera, Cádiz, 1976), doctora en Filología Hispánica por la Universidad de Cádiz, recordó su "emoción" cuando vio aquellas carpetas con los papeles, como la que tenía la etiqueta "Velintonia 3", la dirección en Madrid de Aleixandre, el poeta premio Nobel de Literatura de 1977.
Vicente Aleixandre, Gerardo Diego, Luis Cernuda, Dámaso Alonso y Jorge Guillén, los miembros del 27 que se cartearon con el poeta Ricardo Molina.
Con aquellas cartas, Rendón preparó su tesis doctoral en 2009 y fueron sus examinadores quienes la animaron a convertir su estudio en una obra más exhaustiva que ahora publica la editorial Alegoría,con prólogo del escritor Vicente Molina Foix. En ese trecho de seis años, la investigadora sintió "ataques de pudor" por destapar las confidencias e intimidades de algunos de los grandes de la poesía española del siglo XX. Por ejemplo, cuando Aleixandre, al que se dedica íntegramente el primer volumen, le confiesa sus angustias a Molina el 18 de marzo de 1948: "Abordo como un titán, pero tengo la flaqueza de un hombre. Y hay veces que no puedo vivir". O cómo el exiliado Luis Cernuda agradece el doble número de homenaje que le dedicó la revista Cántico: "Cuánto bien me ha hecho ver que no estoy tan solo como a veces me figuro".
Rendón explicó que la relación epistolar entre Molina y el 27 comenzó cuando los miembros del grupo Cántico se presentaron al prestigioso Premio Adonais de Poesía en 1947. Ninguno de ellos lo ganó —lo hizo José Hierro con Alegría— pero el poeta de Puente Genil aprovechó para presentarse a las figuras de la poesía española y pedirles ayuda para la revista Cántico, que nació en octubre de ese año. Todos acabaron publicando en ella, excepto Alonso, aunque se comprometió varias veces a hacerlo. Aleixandre además se convirtió en padrino de la revista literaria que, como confesó, más le gustaba, y que finalizó su primera etapa en enero de 1949. Reapareció en abril de 1954 hasta que desapareció en 1957, acosada por el poco dinero y la censura.
La autora: "Demuestran que el poeta lo es siempre, en sus cartas también"
De la lectura del epistolario, Rendón subraya la calidad de la prosa de los autores del 27: "Ellos demuestran que el poeta lo es siempre, y en sus cartas también". Una idea que corroboró Molina Foix, que presentó el libro, al destacar que este tipo de estudios demuestran que "el género epistolario es una vía paralela a la obra de los escritores". "Ese reconocimiento ha existido siempre en literaturas como la inglesa, pero en España ocurre desde hace poco". Del grupo Cántico, Molina Foix subrayó que "fue maltratado, porque estuvo entre dos aguas, los poetas falangistas, afines al régimen franquista, y el realismo social de los comprometidos como Gabriel Celaya y Blas de Otero". Solo en los años setenta comenzó a valorarse su obra.
Para cerrar el círculo de una labor de casi 10 años, Rendón buscó las cartas que el poeta cordobés había enviado a sus cinco interlocutores, textos que complementasen lo que había encontrado en el archivo de los Molina: por ejemplo, contactó con la familia de Carlos Bousoño, poseedora del legado de Aleixandre; con la hija de Gerardo Diego, o con la Real Academia, donde están los fondos de Alonso porque el filólogo madrileño dirigió la institución entre 1968 y 1982. Y para finalizar la presentación de un libro que recupera a un flamencólogo como Ricardo Molina, puso el broche la guitarra del músico Nono García.
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