El programa Internet.org, de Facebook, que ofrece conexión gratis en países en vías de desarrollo, genera polémica en América Latina
ROSA JIMÉNEZ CANO Menlo Park 2 JUN 2015 - 12:16 CEST
El sueño del dueño de Facebook, Mark Zuckerberg, de llevar Internet a todos los habitantes genera polémica. Tanzania, Zambia y Kenia han sido los elegidos en África para conectarse a la red a través del móvil, gratis. El sureste asiático también está en el punto de mira. En América Latina, zona prioritaria, funciona en Colombia, Guatemala y Panamá. Brasil y México son los siguientes en la lista. A largo plazo quieren llegar a proveer de conexión gratis a 2.700 millones de personas. Sin embargo, el plan, que lidera el español Javier Oliván, suscita reticencias en algunos colectivos de activismo digital.
Se espera que este mes de junio se active en Brasil, donde se ha pedido a la presidenta Dilma Rousseff que reconsidere su postura. Se siente especialmente molesto por las críticas en este país dadas las cifras en América Latina: “El 55% de la población está fuera de Internet. En Brasil, el 45%, ¿no es motivo suficiente?”.
Chris Daniels, vicepresidente de Internet.org, aclara la finalidad del proyecto: “Queremos que se pruebe el acceso a la Red, que se conozcan sus bondades. No queremos suplantar a nadie”. El directivo valora de manera muy positiva la labor de las operadoras: “Han hecho un trabajo excelente, el 90% de la superficie del planeta está conectada a 2G (redes de segunda generación, de velocidad baja) y el 75% a 3G”. Estas cifras no impiden que sigan promoviendo alternativas para llegar donde no lo hacen a través de los drones y satélites de bajo coste.
El programa contempla tres barreras de entrada, que quiere derribar. La primera, ya citada, la de las infraestructuras. La segunda, la del precio. “Más de mil millones de personas no tienen capacidad económica para costeárselo”, apunta el directivo. La última, la más difícil, tiene que ver con concienciar a los posibles beneficiados de las bondades de Internet: “Más de dos mil millones de personas que están fuera no comprenden el valor que les aportaría”.
Un símil con la desigualdad entre el acceso gratuito a Internet y el de pago: alguien que pagase por un canal de televisión vería los goles antes que el que no pagase
Las acusaciones más graves señalan a Facebook por poner en riesgo la neutralidad de la Red, uno de los principios fundacionales de Internet. Esta ley defiende que un mismo usuario tenga el mismo acceso que otro en condiciones similares, al margen del tipo de información que esté consultando. Un símil para entenderlo mejor podría ser que si alguien paga por un canal de televisión, vea los goles antes que el que lo hace gratis, o que la red eléctrica diese prioridad a lavadoras frente a lavavajillas o el secador de pelo. En este sentido, las críticas se centran en que se crea una Internet de dos velocidades, la de pago y la gratuita que ofrece Internet.org. La que da acceso a cualquier contenido y la que solo puede ver lo que han acordado entre proveedores de contenido, gobiernos y Facebook.
Daniels se muestra tajante: “Facebook está a favor de la neutralidad de la Red. La apoyamos, pero pensamos que tiene que coexistir con programas como el nuestro. Lo importante es que entren en Internet los que hasta ahora no han podido hacerlo. Puede que en India no puedan ver los vídeos de una web pero sí leer su contenido”.
Convertir la experiencia de navegación en un jardín vallado es otra de las críticas más recurrentes: “Consultar Wikipedia, hacer un trámite con el ayuntamiento, saber las medidas de higiene básicas o estar alerta en caso de catástrofe meteorológica no parece un jardín vallado, sino una experiencia positiva. Lo mismo si se consultan los medios locales con los que llegamos a acuerdos, o se consulta una duda con un amigo a través de Facebook. Conectamos personas y reconocen el valor de comunicarse entre sí. No me parece algo cerrado, de verdad”.
Queremos que se pruebe el acceso a la Red, que se conozcan sus bondades. No queremos suplantar a nadie”Chris Daniels, vicepresidente de Internet.org
El directivo niega que vayan a subir la velocidad: “No vamos a competir por ello, sino ofrecer una buena experiencia [de usuario]".
Otro de los puntos de fricción está en la factura, ¿quién paga por los datos que se ofrecen gratis a los navegantes de nuevo cuño? “No pagamos por el uso de los datos a las operadoras, sino que cada uno de los miembros pone lo que está en su mano”, matiza.
Daniels invita a los desarrolladores de América Latina a proponer ideas de aplicaciones para incluir en su programa. Educación, salud, inclusión femenina y acceso a gestiones con gobiernos estatales y locales resultan prioritarias. “La clave está en que sirvan para mejorar de manera notable la calidad de vida de los recién llegados”, insiste.
Facebook no pretende que este programa se extienda para siempre, sino que, a la larga, los nuevos navegantes comiencen a pagar por tener el acceso completo que ofrecen las operadoras. “Acabará cuando todos estén online. Si es cinco años, cinco años, si es más, seguiremos”, concluye.
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