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martes, 18 de noviembre de 2014

El Arca de Noé

Noaj(Génesis 6:9-11:32)



Todos conocemos la historia de la parashá de esta semana: Dios quiere enviar un diluvio para destruir el mundo, entonces le dice al recto Noé que construya un arca y que ingrese en ella dos animales de cada especie. Luego, llueve durante 40 días y 40 noches, Dios envía un arco iris, y Noé y su familia viven felices para siempre. ¿Cierto?
Bueno, al menos es un buen cuento infantil. Pero dado que la Torá es la fuerza motriz de la nación judía y la fuente eterna de nuestra sabiduría colectiva, vamos a tomar unos minutos para revelar capas más profundas de "El Arca de Noé"...
* * *
Una Gran Embarcación
Nuestra primera pregunta: ¿Cuál fue el pecado tan terrible de la generación de Noé que Dios quiso destruirlos? El Talmud (Sanedrín 57a) nos dice que el mundo estaba inmerso en los celos, la avaricia, el robo, la violencia, la mentira, la intolerancia, el engaño y el fraude. ¿La peor de todas las transgresiones? Los grandes comentaristas Rashi e Ibn Ezra explican: Las personas se explotaban sexualmente entre sí.
Antes de que Dios enviara el Diluvio, Noé pasó 120 años construyendo un Arca (vivían mucho tiempo en esos días). Esta no era una embarcación común y corriente. Era más grande que un campo de fútbol y contenía ¡más de un millón de pies cúbicos de espacio interior! Estaba equipada con tres niveles: La parte superior para Noé y su familia, el nivel intermedio para los animales, y la parte inferior para la basura.
(Que, por lo demás, muestra la preocupación especial de la Torá por el medio ambiente: Aun cuando el mundo se está destruyendo, ¡no tiraban la basura por la borda!).
Pero evidentemente hay muchas maneras a través de las cuales Dios podría haber salvado a Noé. Entonces, ¿por qué Noé tuvo que molestarse en construir un arca? ¡¿Y por qué se demoró 120 años?!
El Midrash dice que Dios quería que Noé llevara a cabo, precisamente, un proyecto extraño e inusual para despertar la curiosidad del pueblo. Dios acentúa la rareza de todo el asunto haciendo que Noé construya este enorme barco, no a la orilla del mar, sino ¡sobre la cima de una montaña! De este modo la gente le preguntaría a Noé - "¡¿Qué locura estás haciendo?!", y así Noé podría iniciar un debate con ellos acerca de la crisis mundial de aquella época, y de cómo podría evitarse la catástrofe si es que la gente cambiara su forma de actuar.
Bueno, 120 años es mucho tiempo, y tú podrías haber pensado que Noé convenció a mucha gente de que retomara el buen camino. Pero por desgracia, en lugar de llegar a influir a los demás, Noé vio el Arca como su propio boleto a la supervivencia, la oportunidad de construir un muro grande y de aislarse a sí mismo de los males de la sociedad.
* * *
Un Gran Mundo
En cierto sentido, es verdad que debemos protegernos a nosotros mismos y a nuestras familias. Maimónides nos advierte sobre el peligro de vivir en un lugar en donde los vecinos no comparten nuestro sistema de valores. Cuando hay corrupción, con frecuencia los buenos son barridos junto con los malos. Y tenemos que cuidarnos de esto.
Es como la historia de la comunidad en donde todo el mundo trabajaba limpiando chimeneas. Cada día iban a trabajar y se ensuciaban mucho. Pero había una regla: Cada día, una persona del grupo tenía que quedarse en casa, de esta manera, cuando los demás regresaban a casa y veían su cara limpia, eran capaces de evaluar cuanto se habían ensuciado ellos.
De la misma manera, en un sentido espiritual, un hogar tiene que permanecer como un refugio seguro, para rejuvenecernos y para limpiarnos a nosotros mismos.
Pero existe una contraparte. El "Arca" no puede ser completamente aislada, sino que debe ser porosa también. Tenemos que salir y tratar de marcar una diferencia en el mundo. Los escritos jasídicos comparan esto a una persona millonaria que necesita calentarse a sí mismo en el invierno. Él podría encender un fuego, en cuyo caso todos en la sala se beneficiarían. Pero imagina en cambio que sólo se calienta a sí mismo con un pesado abrigo y con mantas. En ambos casos logra su objetivo, la única pregunta es hasta qué punto él se preocupa por los demás.
Incluso si no estamos dispuestos a arreglar las cosas simplemente por amor desinteresado hacia los demás, entonces al menos debemos hacerlo por nosotros mismos. Porque la realidad es que no importa cuanto tratemos, algunos "malos" se filtran y al final nos va a afectar a nosotros también.
Es como la historia de los dos chicos en un barco, y uno de ellos está taladrando un agujero en la parte trasera. "¿Qué estás haciendo?", grita su amigo. "Ah, no te preocupes", responde el otro, "Sólo estoy perforando debajo de MI PROPIO asiento".
El agujero en la capa de ozono no discrimina. Las drogas, el robo y la violencia no tienen límites. Hacer caso omiso de esta realidad fue el trágico error que cometió Noé. Creía que podía encerrarse a sí mismo en el interior del Arca, y escapar de todo.
* * *
La Dolorosa Lección de Noé
Después de que terminó el Diluvio, Noé volvió a emerger con su familia y llegó hasta tierra firme. La Torá registra lo que sucedió a continuación:
"Noé, el hombre de la tierra, se profanó a sí mismo y plantó una viña. Se emborrachó y se descubrió a sí mismo dentro de su tienda. [Su hijo] Jam vio la desnudez de su padre..." (Génesis 9:20-22).
Cuando Noé salió del Arca y vio la devastación sobre el resto del mundo, en el fondo él sabía que se había quedado egoístamente a un lado observando mientras todo esto había ocurrido. Deprimido y desilusionado, se emborrachó. A continuación, "Jam vio la desnudez de su padre", lo que significa que el hijo de Noé, lo sodomizó o lo castró (Talmud - Sanedrín 70a).
Se trata de una dolorosa lección para Noé, pero en cierto sentido fue un castigo justo. Mientras que la generación de Noé cometía sus abusos sexuales, Noé pensó que podría resguardarse a sí mismo en el Arca y escapar. Sin embargo, el mal había ingresado al interior.
* * *
La Lucha Judía
Todo judío reconoce que todo el pueblo de Israel está unido entre sí. Cuando hay un ataque terrorista en Israel, todos lo sentimos. El Talmud (Shevuot 39a) dice "Kol Israel arevim Zeh ba-Zeh", cada judío es responsable el uno por el otro.
Una vez escuché al Rabino Motty Berger de Aish HaTorá hablando a un grupo de sobrevivientes del Holocausto. Lo que él dijo causó un impacto en mí para el resto de mi vida. Él les dijo: "Cuando yo era un niño, observaba a mis abuelos y me preguntaba, ¿qué estaban haciendo ellos durante el Holocausto? El hecho de que millones de judíos eran colocados en hornos crematorios no era un secreto; estos horrores eran informados con regularidad en la primera plana del New York Times. Por eso me preguntaba... ¿Acaso mis abuelos estaban recaudando dinero para ayudar a rescatar a los judíos? ¿Acaso estaban organizando esfuerzos para realizar rescates secretos? ¿Estaban exigiendo la atención de los medios y marchando en Washington?".
Hoy, el pueblo judío libra batallas en muchos frentes. La propia existencia del Estado de Israel está siendo cuestionada en foros mundiales. Los actos antisemitas en todo el mundo nos recuerdan lo que ocurrió en 1938. Y está el cáncer de la asimilación, donde cada año, 50.000 judíos de entre 20 y 29 años de edad deciden desvincularse del pueblo judío, y los perdemos para siempre.
Entonces, ¿qué vamos a hacer al respecto? Porque un día, nuestros nietos nos van a observar y se preguntarán...
* * *
Asumir la Responsabilidad
Los Cabalistas explican que "teivá", la palabra hebrea para "arca", también significa "palabra". Porque son las dos caras de una misma moneda. Cada uno de nosotros quiere construir un ARCA, la mejor vida posible para nosotros y para nuestra familia. Sin embargo, al mismo tiempo estamos obligados a usar el poder de las PALABRAS para salir e influir en los demás. A Noé le dieron 120 años para construir su "teivá". Así también, a nosotros nos dan 120 años, una vida entera, para hacer lo mismo.
¿Qué podemos hacer? Podemos hablar en contra de la basura que hay en nuestros ríos y la basura que hay en la televisión. Podemos asistir a una clase de Torá y enseñar lo que hemos aprendido a los demás. Podemos entender claramente porqué la humanidad debe negarse a tolerar el chismorreo y la infidelidad. Podemos organizar una campaña comunitaria para la demanda de objetividad en los medios de comunicación.
El fracaso de Noé de influir en su generación es la razón por la cual la inundación se llama "las aguas de Noé" (Isaías 54:9). No creas que el problema no te está afectando. Porque sí lo está haciendo.

Vamos a comprometernos a asumir la responsabilidad, para nosotros mismos, para nuestra familia, nuestra comunidad y nuestro mundo.

Volviendo al Jardín del Edén


Bereshit(Génesis 1:1-6:8)

Todos los arbustos silvestres todavía no existían en la tierra, y todas las plantas silvestres aún no habían brotado. Esto fue porque Dios no había traído la lluvia sobre la tierra, y no había hombre para trabajar la tierra... Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida. El hombre se convirtió así en un ser vivo... Dios tomó al hombre y lo colocó en el Jardín del Edén, para que lo trabajase y lo preservase. (Génesis 2:5, 7,15).


La Torá nos está indicando el estado ideal de la humanidad. Dios no trajo la lluvia sobre la tierra, específicamente, hasta la creación del hombre, porque cultivar el mundo es el derecho exclusivo de los seres humanos... para trabajarlo y para protegerlo.
El Talmud pregunta: ¿Por qué Adán fue creado solo? (En vez de haber sido Adán y Eva creados al mismo tiempo.) Para enseñarnos que toda persona está obligada a decir: "Por mi causa ha sido creado el mundo".
Es nuestro mundo. Esto es a la vez un gran privilegio y una enorme responsabilidad.
La pregunta es ahora, ¿qué significa esto de "cultivar el Jardín"? Bueno, imaginemos a Adán y Eva. ¿Cómo era la vida cotidiana? ¿Qué "trabajo" ellos realizaban en el Jardín?
Nuestra respuesta se encuentra en el Midrash:
En el Jardín del Edén, la tierra producía pastelería lista para comer. Si uno plantaba un árbol, producía frutos en el primer día. Los niños eran concebidos y nacidos en el mismo día. Ellos nacían con la capacidad para caminar y hablar. Durante todo el año, el clima era templado como en primavera.
¿Qué trabajo había que hacer allí en medio del Jardín para que el versículo diga trabajarlo y protegerlo? Tal vez uno diría: Debía podar los viñedos, arar los campos y acumular los tallos. ¿Pero acaso los árboles no crecían por su propia voluntad? Tal vez uno diría: Había otros trabajos que hacer, como por ejemplo regar el jardín. ¿Pero acaso un río no cruzaba y regaba todo el Jardín?
¿Qué significa entonces trabajarlo y protegerlo? Significa trabajarlo a través del cumplimiento de las mitzvot positivas, y protegerlo evitando transgredir lasmitzvot negativas (Pirkei de Rabi Eliézer 12; Rabeinu Bajya).
Las mitzvot positivas son la forma en que Dios dirige nuestros pensamientos y acciones hacia nuestra gran responsabilidad para con el mundo y para con la humanidad. Por el contrario, las mitzvot negativas impiden que destruyamos el mundo.
En palabras del Rab Samson Rafael Hirsch:
La frase trabajarlo y protegerlo denota todas las conductas morales del hombre, su esfuerzo conciente de hacer lo que se espera de él y de abstenerse de hacer lo que está prohibido. Porque es en virtud de la conducta moral del hombre que la propia naturaleza recibe las condiciones necesarias para su propia supervivencia.
¿Cómo se las arreglaron Adán y Eva con su importante responsabilidad? La Torá informa:
Dios le dijo a Adán: "Porque escuchaste a tu esposa y comiste del árbol (que específicamente te dije: No comas de él»), por lo tanto, la tierra será maldecida por tu culpa. Extraerás de ella los alimentos con angustia todos los días de tu vida... con el sudor de tu frente comerás el pan. Por último, volverás a la tierra, porque de ella [la tierra] fuiste tomado. Polvo eres y al polvo volverás" (Génesis 3:17, 19).
Adán y Eva comen del fruto y son desterrados del Jardín. Dios le dice a Adán que, como consecuencia de sus acciones, una maldición recaerá sobre la humanidad: Con el sudor de tu frente comerás el pan. Antes, durante su estadía en el Jardín, cada necesidad de Adán y Eva estaba satisfecha, frutas instantáneas y pasteles listos para comer. Ahora, la Torá nos está diciendo que salir a ganarse la vida ¡es una maldición!
La sociedad occidental tiene una visión de la "carrera" muy alejada de la Torá. De alguna manera pensamos que la carrera es la esencia de nuestra existencia, como si cuando todo esté dicho y hecho y lleguemos al cielo, podremos alardear de que hemos llegado a ser Vice-Presidentes corporativos de una empresa. Sin embargo con respecto a la entrega de la recompensa eterna, no estoy seguro de que Dios se impresione mucho con esto.
Ganarse la vida es una maldición, pero hoy en día ¡la gente está corriendo voluntariamente detrás de esto! Considera el siguiente escenario:
Digamos que te ofrezco un sueldo anual de $80.000 dólares para que renuncies a tu trabajo actual y comiences a trabajar en una cadena de ensamblaje atornillando una sola pieza con otra. ¿Qué dices? ¿Demasiado aburrido? Bueno, entonces te pago $120.000 dólares al año.
Ahora imagina que finalmente tomas el trabajo. No es el trabajo más satisfactorio pero el pago es bueno. Por esta razón, tratas de hacer lo mejor que puedes durante la semana y disfrutas de tus fines de semana. Después de unos meses, te sorprendes al descubrir que en el otro extremo de la cinta transportadora, a alguien se le asigna destornillar tu pieza.
Te quejas en la gerencia de que se trata de un uso absurdo de tu tiempo. Entonces, ellos aceptan el reclamo y acuerdan utilizar la línea de montaje para fabricar automóviles. Satisfecho, vuelves a tu lugar en la cinta transportadora. Pero en poco tiempo, llegas a descubrir que los automóviles nuevos sólo se están utilizando para traer más partes a la fábrica. ¡Se trata de un ciclo absurdo!
Te quejas de nuevo, y la gerencia acuerda regalarles los coches a los empleados, para permitirles venir a trabajar de manera más fácil (para que así puedan hacer más partes). Esto todavía suena absurdo, por lo tanto te quejas de nuevo. Esta vez, ellos se comprometen a darles los automóviles a los empleados de las compañías petroleras, para que puedan llegar al trabajo, a fin de producir gasolina para que podamos conducir nuestros automóviles hasta el trabajo para producir los automóviles.
Este es el ciclo de producción de la economía moderna. Ya no somos "personas", somos "consumidores". Por supuesto que no hay nada de malo con la economía de libre mercado. Sin embargo, en última instancia, tiene que haber una finalidad para todo esto, más allá de la simple "producción y consumo".
¿Estamos viviendo para comer, o estamos comiendo para vivir?
Cuando Adán y Eva estaban en el Jardín del Edén, eran inmortales. Iban a vivir para siempre. Cuando fueron desterrados, la inevitabilidad de la muerte cayó sobre todos los seres humanos. Polvo eres y al polvo volverás.
Volver al Jardín, por lo tanto, es descubrir la fuente de nuestra inmortalidad. Todos anhelan la inmortalidad, pero ¿cómo lograrlo? ¿Estableciendo el récord mundial de los 100 metros planos? ¿Construyendo el rascacielos más alto de Manhattan?
Por supuesto que no.
Recientemente he leído un artículo sobre Dean Ornish, el famoso médico. El artículo dice:
[Ornish] está disfrutando su trabajo público, porque sus motivaciones han cambiado. "He aprendido que cuando mi trabajo es impulsado por el ego, me hace sentir solitario", dice. "Cuando me acerco a la profesión con un espíritu de servicio, soy mucho más feliz" (Newsweek, 16/03/98).
Tenemos que aplicar esto a nuestras propias vidas. De lo contrario estamos persiguiendo una maldición y nunca volveremos al Jardín.
En el fondo de nuestra alma, todos queremos volver al Jardín. El primer paso es darse cuenta de que el materialismo excesivo es una maldición. Nuestro propósito en la vida es nutrir nuestro mundo,para trabajarlo y para protegerlo.
Para empezar, imagina esto: Alguien te ha nominado para el Premio Nobel de la Paz por tu servicio a la humanidad. El premio conlleva una recompensa de $10 millones de dólares. Tú estás a punto de presentarte frente al comité de evaluación para reportar lo que planeas hacer con el dinero si es que eres el ganador. ¿Qué les dirías?
El Jardín del Edén no es tanto un lugar, sino que es una realidad. Se trata de un medio ambiente libre de dolor, enfermedad, discusiones, envidia. En términos judíos, esa es la definición de la era mesiánica, un momento en el que toda la humanidad regresará al estado original del Jardín del Edén.
Que ese momento llegue rápidamente en nuestros días.
Shabat Shalom,
Rav Shraga Simmons